Duras palabras del obispo en el Día de la Bandera hizo reflexionar a los asistentes.Duras palabras del obispo en el Día de la Bandera hizo reflexionar a los asistentes.

El obispo de la Diócesis de Puno, Jorge Pedro Carrión Pavlich, expresó un enérgico sermón durante su homilía por el Día de la Bandera, aseverando que los mismos actos que condenaron a los héroes de Arica en junio de 1879 hoy flagelan al pueblo peruano: corrupción y traición.

El religioso apeló a la historia para acentuar que la traición por actos de corrupción que caracteriza a los actuales gobernantes es la misma que define a quienes dirigían el país durante la batalla de Arica en 1880 en el marco de la guerra con Chile.

“Nos encontramos con una carencia y una incapacidad de buscar la verdad, para que esa verdad nos haga libres a todos nosotros. Esto es lo que se reflejó en su momento en los sucesos de Arica. Un grupo reducido de peruanos entregan su vida en favor de una nación, su patria, de su pueblo mientras experimentan también cómo el resto y, sobre todo, los que gobernaron en el tiempo les dieron la espalda. Esto mismo sucede hoy día con esa impunidad que tenemos con leyes y normas que se adecuan a intereses de personas y de grupos, pero no está el interés del bien común ni del bien de todos los peruanos”, dijo.

ESPALDAS AL PUEBLO

Carrión Pavlich sostuvo que mientras los gobernantes no abandonen sus intereses y pasiones personales:

“jamás podremos vencer a los enemigos que acosan a nuestra nación. El ejemplo de Arica de un grupo humano reducido nos lo muestra y si se les honra hoy día (a Francisco Bolognesi) es por esa renuncia de su vida a favor de los demás, aunque el resto le dio la espalda. Aprendamos de ellos a vencer el mundo que nos rodea de enemistades, de rencores y odios. Los gobernantes son fruto de lo que son los peruanos”, precisó.

CRUEL CORRUPCIÓN

Precisó que una conducta que va en contra del bien común es la corrupción que daña a todos los pueblos sin hacer diferencia ni distinción de las estructuras sociales ni económicas del país.

“Esto nos lleva a la inmoralidad existente. Que es un grito al cielo pidiendo la intervención de Dios, para terminar con una inmoralidad que corrompe no solamente las estructuras del gobierno sino también la misma sociedad”.

El clérigo siempre da un jalón de orejas a las autoridades, y sus palabras también cayeron a las autoridades presentes y ausentes, así como al actual gobierno.

En 1879, el presidente Manuel Ignacio Prado viajó a Europa y no retornó por el golpe de estado de Nicolás de Piérola; este último tampoco atacó a las escuadras chilenas que tomaron Lima y estaban ebrios y descuidados.

A decir de Carrión Pávlich, serían los gobernantes que merece el amnésico pueblo peruano.

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