Wilfredo MendozaWilfredo Mendoza

El significado de Fabio es “cosechador de habas”. En honor a la verdad, mi padre ha hecho de todo, menos cosechar habas; que le gusten, es una cosa; pero de ahí a cosecharlas… Siempre he dicho que soy hijo de un maestro soldador y de una ama de casa.

Hoy jubilado, y aunque nuestra relación no siempre ha sido la mejor, no puedo negar que si tuviera que escoger, él sería el elegido. Sin dudas ni murmuraciones. Es honesto, sincero, trabajador, mil oficios. Perfeccionista con lo que hace. De él aprendí su virtuosismo con la soldadura; lo que busco, sin lograrlo, con las palabras.

Su afán por aprender es inmenso. Quiso ser médico, pero las carencias lo llevaron por otros caminos, tanto que se aumentó la edad para trabajar como tal. Otros tiempos, y aunque los reveses fueron duros, nunca lo escuché lamentarse. Peor o mejor, uno nunca lo sabe, hasta que lo vive. Son los aciertos y desaciertos de una vida honrada, aun con muchos desaciertos; es el padre que siempre quise y quiero.

Siempre he dicho que lo que uno hace, malo o bueno, es la estela que dejamos a los hijos. Él lo sabe y ahí vamos. Todavía recuerdo su afán enciclopédico por conocer y saber un poco de todo, de ahí su “mil oficios”, soldador, electricista, carpintero, albañil, chofer, frustrado empresario, cachivachero, como pocos.

Admiro su energía, el no estar nunca quieto, eso lo mantiene vivo, y es lo mejor que puede hacer, y aunque siempre le he agradecido por todo lo bueno y malo vivido, lo hago públicamente porque gracias a él sigo el sueño de lograr con la palabra justa y exacta. Gracias por todo, papá.

Una última digresión, mi compañera de siempre me regaló a Papá Manuel, quien cual roble vivió 105 años. Todavía vivo asido a sus ganas de vivir la vida y contarme sus historias. Solo él sabe la tristeza que viví cuando partió. Tu inmenso cariño para con este escribidor y con mis hijos sigue latente. Me sostiene, te lo digo, sé que me escuchas…

Ya al final, para ser sincero, descubrí el verdadero sentido de ser padre, cuando en lugar de comprar un libro terminé adquiriendo un casette de cuentos para mi Sebastián. Con el tiempo, he aprendido a ser papá, gracias Valentina y Alejandra, que me permiten esta bella aventura, y solo el tiempo dirá lo que tenga que decir…

Ser papá no es fácil ni difícil, es solo la mejor tarea de toda la vida, ahora entiendo cabalmente a mi padre Fabio y a Papá Manuel, lo que goza y gozó cuando están con sus hijos. Esas escenas me sostienen, me llenan y me hacen ir en medio de esta pandemia… siempre tratando de ser feliz, aunque esta solo sea de instantes, como los que hoy comparto con ustedes.

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