Arequipa. El turismo es uno de los sectores económicos más golpeados por la pandemia del nuevo coronavirus. Su verdadera reactivación, mellada por las constantes cuarentenas impuestas por el Gobierno, es un misterio.
La Semana Santa pasada, según cálculos de la Gerencia Regional de Comercio Exterior y Turismo, se dejó de recibir a unos 100 mil visitantes y se perdió más de 12 millones de soles en la región Arequipa. Ese dinero debieron percibirlo, entre otros, los operadores turísticos, restaurantes, hoteles, transporte, artesanos, tiendas y los guías oficiales de turismo.
Estos últimos, seguramente los trabajadores informales más afectados por la pandemia y a quienes muchas autoridades denominaban románticamente los ‘embajadores de la patria’, parecen haber sido olvidados.
En la región Arequipa, entre licenciados y guías oficiales de turismo, existen unos 1.000 trabajadores en este rubro. Un grupo de ellos se reinventó en otras actividades ajenas a sus rubros, otros algún fin de semana realizan algún ‘trecking’ como forma de ‘cachuelo’, y otros se instalaron en las esporádicas ferias ‘De Guías a Emprendedores’, respaldadas, hasta ahora, por tres municipios distritales.
Milagros Olazábal Quenalla, a sus cortos 26 años de edad, ha guiado más de 100 veces el circuito del Cañón del Colca, principal atractivo turístico de Arequipa, y un poco menos de veces el recorrido a Machu Picchu (Cusco), una de las 7 maravillas del mundo. De esa región, a más de 3.300 metros sobre el nivel del mar, en las ‘minas de sal’ de Maras, la emprendedora solicita a una familia que le envíe sacos de 100 kilogramos de este producto para expenderla a sus amigos, conocidos y publico en general en las ferias.
«Cada bolsa se vende a 10 soles y empleamos a cinco trabajadores más en los pozos de Maras. El producto es doblemente más salado que el normal, se puede utilizar en carnes para parrillas y dura mucho más», explicó Milagros.
En otro puesto de venta de la última feria en Yanahuara se encuentra la guía oficial de turismo Karina López. Ella emprendió un negocio de venta de ropa. La mercadería, en su mayoría, es diseñada y confeccionada por ella y, en otros casos, se ejecutan pedidos al centro comercial ‘Gamarra’, en Lima.
Por su parte, Rocío Verne se dedica momentáneamente a la venta de productos naturales de belleza. El aceite de ricino es el más solicitado, debido a sus propiedades reparadoras de piel, ceja y cabellos.
«Hemos iniciado con una inversión de 150 soles, pero de a pocos hemos ido invirtiendo más en la importación de productos tras la fuerte acogida», dijo entusiasta.
El puesto de repostería de la feria, por su parte, lo administra Karla Lizárraga, una emprendedora que junto a su esposo puede producir hasta 200 panes diarios de 10 variedades diferentes.
«Compramos un horno semindustrial con 6 bandejas que nos costó 8 mil soles. Ahí podemos hacer 36 panes cada 15 minutos y la promoción de ventas la hacemos en redes sociales», contó Karla.
Estas solo son 4 historias de las 40 personas que participan, en promedio, en cada feria.
Las autoridades del sector aseguran que las actividades turísticas solo volverán a ser casi las mismas una vez la mayoría de la población se vacune contra el covid-19.
Sin embargo, en la región Arequipa hasta hoy 26 de mayo del 2021 solo se logró inmunizar al 1% de la población adulta mayor. La reactivación económica parece ni siquiera asomarse.
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