Justicia que tarda no es justicia. Justicia que nunca llega tampoco es justicia. Justicia que se dilata es simple y llanamente incompetencia; y eso ha sucedido con el alcalde provincial Omar Candia Aguilar, quien fue salvado por la propia justicia.
¿Cómo puede ser posible que un colegiado sentencie con 6 años de cárcel a Candia Aguilar y otro colegiado anule esta misma sentencia y todo en la Corte Superior de Justicia de Arequipa? ¿Justicia? Todo indica que la justicia sigue siendo una promesa y nada más.
Demás, nos vienen a explicar que la variación del título de la imputación tiene una connotación diferente, porque casi todo el mundo conoce que Omar Candia, Juan Lipe, Reynaldo Díaz, el empresario José Luis Ríos y el consultor Sandro Martínez “coordinaron” para la compra irregular de 40 cámaras de videovigilancia, valorizadas en 2 millones de soles, el año 2012, cuando el hoy burgomaestre era alcalde de Alto Selva Alegre.
Ese es el delito, pero luego de 9 años la ¿justicia? sigue buscando la forma de librar a la autoridad edil de lo que sabe que hicieron en esa oportunidad, pero otorongo no come otorongo, siempre buscando los resquicios de la interpretación por otra seudointerpretación.
Lo curioso es que si fuera Juan Pueblo, no tendrían que pasar 9 años para ser sentenciado, lo harían en el menor lapso los honorables jueces, para demostrar celeridad, pero en este caso aplican justicia a paso de tortuga. Luego se rasgan las vestiduras disertando sobre la no corrupción. Parece un mal chiste, pero es la verdad. Vergüenza propia y ajena.
Conocemos a varios honorables jueces, pero por lo visto son contados con los dedos de la mano porque con este “salvavidas legal” han prolongado la vida política del “Chatito” inepto e incapaz, como ha quedado demostrado con lo actuado en Alto Selva Alegre y hoy en el municipio provincial, donde añoramos verdaderos alcaldes, y todo por culpa de su mentor y antecesor. Todos conocemos su nombre.
El populorum está no solo molesto, sino vayan a Alto Selva Alegre, donde los pobladores conocen de esta irregularidad, con las cámaras que nunca sirvieron, pero pasarán otros 9 años y al final el alcalde saldrá libre de polvo y paja.
Es lo que los propios jueces llaman predictibilidad, porque todos sabíamos (aunque quedaba un resquicio para esperar justicia) que el alcalde seguiría libre por obra y gracia de una justicia que no es justicia. Es simple y llanamente una injusticia, con lo cual queda demostrado que justicia que tarda tanto nunca es justicia.
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