MIGUEL PINO PONCEMIGUEL PINO PONCE

Se gobierna a las tontas y a las locas, con solamente buenas intenciones pero sin sustento económico. Me hacen recordar a algunas alocadas propuestas de campaña, como la de hacer obras físicas, confundiendo más aún al ya confundido elector: los congresistas no hacen obras públicas y tampoco tienen iniciativa de gasto. Son legisladores, pero como la ignorancia es atrevida, se arrogan funciones de alcaldes y hasta de ministros, y no serán ni uno ni lo otro.

Ahora, lo peor es que gracias a las famosas “facultades delegadas”, que hacen ver la orfandad y la ignorancia casi proverbial de los actuales congresistas (bueno, al escuchar hoy a algunos candidatos me parece que el futuro será peor), el desgobierno de Vizcarra, prole del decreto legislativo 1434, prolado en el 2018, facultó a la Sunat (que es solo un ente de administración tributaria, no de legislación) a que pueda intervenir en las cuentas de personas naturales que tuvieran más de 10 mil soles, supuestamente para “combatir la evasión tributaria”.

Y claro, como andan en la nube de sus suculentos sueldos, los alegres funcionarios de la Sunat son incapaces (además, los ignorantes congresistas en temas económico-tributarios tampoco lo entenderán) de plantear estrategias para ampliar la base contribuyente y no seguir con la presión al sector formal. Nunca se ha pensado al revés, con los raquíticos resultados de hoy: seguimos crucificando al formal e incentivando a que se piense en pasar a la clandestinidad económica antes que seguir dentro de la formalidad, porque como gran premio recibe un alegre papelito donde la Sunat le dice cuáles son sus obligaciones -ninguna ventaja- de ser principal contribuyente o de estar en la formalidad.

Por eso es tal la desesperación, la confusión, la profusión de ideas alocadas producto de la fiebre de la COVID, que ante la estupidez absoluta de la intervención a las cuentas de más de 10 mil soles el propio ministro de Economía ha salido a decir que ya no serán las cuentas de más de 10 mil sino de 30 mil. Lo peor es que no ha salido a sustentar técnicamente esta medida. ¿Por qué no cuentas a partir de 100 mil o de 1 millón o de 20? Y que ya no será mensual sino semestral. ¿Por qué no anual? Al cambio, ha resultado ser lo mismo que la estupidez alanista de la “estatización bancaria”: no sirvió para nada, salvo para desatar una corrida bancaria.

Ese es el problema de tomar decisiones a las tontas y a las locas: populismo bobo insustentable técnicamente y de peor resultado económico. Ahora, como siempre, esta medida correrá la misma suerte del famoso -pero sin mayor trascendencia económica- ITF. Todos ellos, en lugar de promover la inserción a la formalidad, promueven la “economía sumergida”. Por eso tenemos un sector informal de más del 90 % y seguimos con la misma cantaleta, por eso seguimos incrementando más informales y siguen pensando en que hay que combatirlos, cuando a quien se debe combatir es a la informalidad del Estado. Volvemos a preguntarnos por qué nuestro derecho nos empobrece.

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