Un nuevo hecho ha puesto en evidencia que, a pesar de la muerte de la amarga experiencia de la primera ola, el sistema de salud no responde a las necesidades de una eventual segunda ola.
Se trata de la muerte de la enfermera de iniciales J.V.Q. quien falleció ayer a las 11:30 de la mañana en el Hospital III de Essalud. Según indicaron familiares, no había una cama UCI para ella. Esto fue admitido por el gerente de la Red Asistencial Juan Carlos Mendoza, quien reiteró que las únicas seis camas estaban llenas.
Cabe indicar que la enfermera fue referida de Yunguyo el día viernes y desde el día sábado sus familiares estuvieron pidiendo el ambiente de cuidados críticos, sin éxito.
Actualmente solo hay 6 camas UCI en el dicho establecimiento de salud y, en los últimos días todas están ocupadas. Se informó que la enfermera padecía diabetes y trabajaba con normalidad en su centro de salud del MINSA donde se contagió del mal que la llevó a perder la vida.
En horas de la tarde de ayer, los familiares de la enfermera le dieron el último adiós en la puerta del cementerio de Laykakota. Nadie pudo ingresar.
CONTEXTO
La muerte se dio tras el desmantelamiento del hospital blanco por falta de presupuesto asignado por el Gobierno central.
Según el gerente de la Red Asistencial EsSalud Puno, Juan Carlos Mendoza, el contrato con la empresa simplemente terminó pero recién el martes asignaron recursos para que se reinstale, pero los trámites recién se iniciaron.
En la actualidad hay 50 camas de las que están ocupadas 33, aunque el día martes habían 45.
En lo peor de la pandemia, la situación era crítica: sin camas, con personal de salud agotado, sin medicinas y tampoco oxígeno, ese es el escenario que parece inminente en los hospitales de Puno.
Mendoza indicó, se proyecta aumentar 4 camas UCI en el plazo de una semana y otras 12 próximamente. En cuanto a camas para la atención de pacientes con COVID-19, se tiene proyectado llegar a 100.
El director de la Diresa, Walther Oporto, no da cara a la prensa.
Comentarios de Facebook