Wilfredo MendozaWilfredo Mendoza

El último miércoles tuve el honor de presentar en Mollendo, el poemario Poemas a la Vida, de un gran amigo, Javier Miranda. Aquí un extracto para nuestros lectores.

Me pide mi amigo, mi hermano del alma, mi compañero de tantos años, Javier Miranda, que diga algunas palabras esta noche de amistad y amor, para presentar en sociedad sus Poemas a la Vida, en medio de la pandemia que seguimos viviendo, en fin, pero vivos al fin y al cabo, en medio de tanto dolor y sufrimiento.

Hace poco escuché una terrible frase, no nos ata nada, ni siquiera los recuerdos… Sin embargo, a despecho de estas palabras, en la presentación de POEMAS A LA VIDA, de nuestro querido amigo, padre, abuelo y mucho más, son un verdadero canto no solo a los recuerdos, que sí nos atan y nos dan vida y nos hacen volar.

“Poder estar en contacto con el mar y caminar por la sinuosidad de las orillas de sus playas se convierten en el mejor lugar para otear el horizonte que anhelamos y al cual nos dirigimos en nuestro tránsito por este mundo. Al momento de escribir la mayoría de estos poemas tenía una visión del mundo y la vida”, nos dice el poeta ingeniero o ingeniero poeta.

No cabe la menor duda de que Javier eligió como pocos o muchos afincarse en el mar plácido, en el placer infinito del rumor de las olas, de su Mollendo querido, donde acabó por nacer, crecer y desarrollarse como la persona enorme que hoy vemos, inmenso como el mar que tanto quiere.
El hoy poeta eligió su Puerto Bravo, tal vez porque en la tierra propia se siente seguro, o quiso hacer patria, formó su familia y planificó su futuro, y aunque no conocemos detalles, estamos seguros que el ancla que lanzó al lecho porteño sigue firme y segura al margen de pandemias, de cataclismos y resiste a los avatares de la vida.

Amigos todos, pero hoy estamos celebrando no solo a Mollendo, sino al amor, que mueve al mundo.

“Te amé en mis sueños
Te amé en mis penas y alegrías
Te amé con dolor y llanto
Al despertar sintiendo la nostalgia de tu ausencia”

Este bello poema justamente abre este hermoso racimo impreso de frases enhebradas por la constancia; al margen de las labores diarias para ganarse el sustento, Javier le roba tiempo al tiempo para, en Amor y Olvido, recrear la imagen de la amada.

Vive sin vivir de los recuerdos, pero sabiendo que existe un tiempo para amar y otro más largo para olvidar.

“Por ello, hoy más que nunca, quiero amarte
Y en mis sueños oírte susurrar
Te amo, espérame
Que Yo, por siempre seré
Tu amor y olvido”.

Es fácil deducir la alegría infinita por este enorme descubrimiento del amor paternal, de los días felices que se van desgajando como los lazos que perduran la vida entera y más allá, y los unirán incluso cuando no poblemos este planeta. Es la historia que nos cuenta .

En suma, no quiero cansarlos, solo quiero cerrar estas palabras reiterando que estamos en una noche de paz y amor, aunque la muerte siga acechando, Poemas a la Vida es no solo el esfuerzo de Javier, sino una auténtica demostración de cariño y constancia a la misma vida. Ese es el mensaje de Javier.

Comentarios de Facebook

También te puede interesar

Los patas de siempre

Corría el año 1978. Era feliz y lo