Cara al viento

Cara al viento

Cara al viento

El 2025 se va, pero a su vez me deja mucho aprendizaje y agradecimiento por lo vivido. El 2026 se asoma con nuevas metas y objetivos por cumplir, pero con mucha fe y esperanza para superar los retos que este nuevo año traiga.

En esta Navidad de 2025, con luces danzando en las calles y ricos panetones, pausamos para abrazar lo esencial: ser agradecidos. Esa virtud simple despierta el espíritu humano, transformando cada paso en un acto de creación profunda. La vida es el gran emprendimiento del alma, un tapiz tejido al amanecer con hilos de sueños y sombras. Imagina tu sendero: valles que prueban, cumbres que llaman.

No luchas con resentimiento; escuchas a Séneca: «Nada es más honorable que un corazón agradecido». Das gracias por las raíces que te sostienen, las manos que te alzaron, el sol que besa tus días. Esa gratitud eleva el viaje: de mera supervivencia a danza creativa, donde tropiezos siembran sabiduría y sonrisas germinan horizontes. En el vasto lienzo de la existencia humana el dalái lama murmura: «La raíz de todo bien crece en la tierra de la gratitud». Vidas florecen así: no por planes rígidos sino por espíritus que honran el flujo natural de lo dado.

En el Perú nuestro pueblo innova en lo cotidiano -tejidos incas y prehispánicos que narran eternidades, mercados que multiplican frutos compartidos- porque agradece la tierra que late con nosotros, tejiendo armonía en cada gesto. Séneca lo guarda en el pecho: «La gratitud es la memoria del corazón».

En este umbral de años nos invita a detenernos: agradece a lo que susurra vida, el fuego interior de tu gente, las huellas que curan. Así innovamos desde el alma: no para conquistar sino para fluir en equilibrio humano, humilde y eterno.

Me hubiera gustado terminar esta columna agradeciendo a todas las personas que me ayudaron este año, pero la columna es corta y el agradecimiento inmenso, así que me despido del 2025 deseándote unas lindas fiestas y un gran 2026, esperando verte pronto para agradecerte en persona. Por ahora me despido deseándote lo mejor y recomendándote esta última canción del año: “Calma”, de Pedro Capó y Farruko.

Un beso y abrazo.

Comentarios de Facebook

También te puede interesar

Yo presidente

Esta semana tuve que salir para cumplir con