Río de Janeiro se presenció un escenario de conflicto armado durante la operación Contención contra el Comando Vermelho, la organización criminal más antigua de Brasil.
Los narcotraficantes respondieron con ataques coordinados desde las favelas Complejo de Alemão y Peña, donde emplearon drones equipados con granadas y fusiles de largo alcance capaces de derribar aeronaves.
El operativo movilizó a 2.500 agentes de seguridad, registró un saldo de 134 fallecidos que incluye cuatro policías y generó 81 arrestos.
Esta intervención decomisó 93 fusiles y media tonelada de drogas, ha desatado tensiones políticas mientras el gobierno federal cuestiona su legalidad.
 
             
                            
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