Un terrible descuido terminó en tragedia. Un niño de un año y diez meses perdió la vida luego de ingerir accidentalmente veneno para ratas que su madre había mezclado con atún y dejado en un depósito para acabar con roedores. El pequeño habría sufrido por varias horas antes de que su mamá se diera cuenta de lo que ocurría.
De acuerdo con el acta policial, Luz Marina P. C. (38) dejó a su hijo menor, Emir Q. P., al cuidado de su hermano mayor de 11 años, alrededor de las 12:50 horas, mientras salía unos minutos a la tienda. Al regresar, el niño mayor le dijo que su hermanito había salido al patio. Como todo parecía normal, la madre limpió al pequeño, le dio de almorzar y lo hizo dormir. Sin embargo, cerca de las 3:30 de la tarde, el menor despertó con abundante saliva en la boca y signos de intoxicación.
Desesperada, la madre lo trasladó de inmediato a la clínica Auna, donde los médicos lo recibieron sin signos vitales. Pese a que el equipo médico realizó maniobras de reanimación cardiopulmonar avanzada durante 30 minutos y aplicó dos desfibrilaciones, el pequeño no respondió y fue diagnosticado como ‘llegó cadáver’.
Según relató la madre a la Policía, había colocado varias latas con atún mezclado con veneno en un pequeño almacén, luego de encontrar rastros de roedores en su vivienda. Sin imaginarlo, su hijo habría ingresado al lugar y comido parte del contenido.
La Fiscalía de Mariano Melgar y peritos de Criminalística iniciaron las diligencias en la vivienda para ubicar restos del veneno y esclarecer las circunstancias del hecho.
El cuerpo del menor fue trasladado a la Morgue Central para la debida autopsia de ley.
La Policía no descarta iniciar una investigación contra la madre por presunta negligencia.
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