En el discurso oficial, la colaboración entre el Estado y las MiPymes suena como la fórmula mágica para catapultar al Perú hacia el desarrollo. El concurso «Desaffos Públicos de Innovación» de ProInnóvate es, sin duda, la encarnación más pulcra de esta visión: el sector público plantea sus problemas más complejos y el ecosistema innovador compite por resolverlos a cambio de cofinanciamiento. Sobre el papel, la idea es brillante y necesaria. La iniciativa ataca uno de los vicios históricos del Estado: su incapacidad para adoptar tecnología de manera ágil.
Al externalizar la búsqueda de soluciones Prolnnóvate acelera la modernizaciór de entidades clave. Retos como crear un sistema de trazabilidad para el ganado (MIDAGRI) o una herramienta para detectar medicamentos falsos (INS) no son simples mejoras; son saltos cualitativos que impactan directamente en la seguridad alimentaria y la salud pública. Este modelo, además, inyecta capital inteligente en el ecosistema tecnológico, validando a las empresas ganadoras y dándoles una plataforma para crecer. Es, en esencia, una política de innovación bien diseñada.
Sin embargo, no se debe ignorar los riesgos y las áreas grises que se esconden tras el optimismo. El principal desafio de estos concursos no está en la convocatoria, sino en la implementación y sostenibilidad de las soluciones ganadoras. ¿Qué ocurre después de que la empresa entrega el prototipo y ejecuta el cofinanciamiento? La historia de la modernización en Perú está plagada de «pilotos exitosos» que mueren en el olvido por falta de presupuesto para su escalamiento, por la rotación de funcionarios o por la simple resistencia burocrática al cambio.
El segundo punto crítico es la dependencia. El verdadero éxito de una solución no es ganar el concurso, sino demostrar que puede sostenerse por sí misma una vez que el cofinanciamiento estatal termina.
Finalmente, está la cuestión de la agilidad contractual del Estado. ¿Están las entidades públicas preparadas para contratar y colaborar con la velocidad que exige la innovación? Los procesos de pago lentos, los requerimientos documentarios engorrosos y la aversión al riesgo pueden ahogar la innovación que se pretende fomentar. La solución puede ser de vanguardia, pero si choca contra un muro administrativo, su impacto será nulo.
Los «Desafios Públicos de Innovación» son una de las herramientas más potentes y acertadas que tiene el Perú para modernizarse. Pero su éxito final no dependerá de la calidad de los innovadores -que la hay de sobra-, sino de la capacidad del propio Estado para reformarse, adoptar el cambio y garantizar que estas soluciones brillantes no terminen como un proyecto más en un anaquel. La idea es excelente: la eiecución lo será todo.
Puedes encontrar toda la información aquí:
https://www.gob.pe/institucion/proinnovate/campa %C3%B1as/114572-concurso-desafios-publicos-de- innovacion-fase-2
Hoy te recomiendo «Te veux» de ZAZ. https://youtu.be/OTFN GRYMz1U?si=dIBhlbFbA 99Vb9IE
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