Mientras el país celebra un nuevo aniversario patrio, el gobernador regional de La Libertad, César Acuña, vuelve a tomar vacaciones. Esta vez, se ausentará hasta el 9 de agosto, sumando 145 días fuera del cargo en lo que va de su gestión. La región que encabeza, la segunda más golpeada por el crimen organizado después de Lima, se queda nuevamente sin su máxima autoridad.
Este episodio no es aislado. Ocurre en un contexto en el que la presidenta Dina Boluarte inicia su último año de gobierno, cargando con un fuerte rechazo popular, protestas y cuestionamientos que se repiten en cada aparición pública. El 28 de julio, durante los actos oficiales por Fiestas Patrias, recibió gritos de «fuera» y «asesina» por parte de algunos asistentes.
ESPECIALISTAS OPINAN
Según el antropólogo Alex Huerta Mercado, la falta de identificación con las autoridades no es nueva. “Estar en contra del Estado nos ha unido más que estar a favor. La autoridad no es respetada porque no es vista como accesible”, señala. A ello se suma la opinión de la analista Maite Vizcarra, quien advierte que en el Perú se ha producido un “vaciamiento del simbolismo que implica ser una autoridad formal”.
En este escenario, las próximas elecciones generales se acercan bajo un clima de hartazgo ciudadano. “Todavía hay meses para pensar quiénes, dentro del menú, pueden representarnos bien”, dice Vizcarra, llamando a la reflexión antes de acudir a las urnas.
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