El Parlamento iraní aprobó el cierre del Estrecho de Ormuz en respuesta al reciente ataque de Estados Unidos contra instalaciones nucleares en Isfahán y Natanz. Aunque la decisión final depende del ayatolá Alí Jamenei, el Congreso de la República Islámica ya recomendó bloquear el paso marítimo más estratégico del mundo.
El Estrecho de Ormuz es vital para el tránsito del 20% del petróleo mundial. Por ahí exportan crudo Arabia Saudita, Irak, Emiratos Árabes y Kuwait. Si se cierra, la crisis energética global será inmediata. Analistas advierten que el precio del barril de Brent podría superar los 150 dólares.
La iniciativa fue impulsada por la Comisión de Seguridad Nacional del Parlamento iraní. Según el general Esmaeil Kousari, Irán está en su derecho de usar esta medida como represalia por la ofensiva estadounidense. Washington asegura que los bombardeos fueron para «devastar el programa nuclear iraní».
El cierre no solo afectará el comercio mundial. También eleva el riesgo de una guerra total en Oriente Medio. El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, pidió a China que interceda para evitarlo. «Sería un suicidio económico para Irán», declaró.
Desde 2018, cuando EE.UU. se retiró del acuerdo nuclear, las tensiones han escalado. En 2019, Irán ya había amenazado con cerrar Ormuz. Hoy, esa amenaza se materializa.
El Ministerio de Defensa de Irán aún no ha confirmado la fecha de ejecución. La comunidad internacional espera una respuesta oficial del líder supremo. Mientras tanto, el Golfo Pérsico entra en zona de máxima tensión.
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