La tragedia no da tregua en Gaza. Este domingo, el Ministerio de Sanidad del enclave informó que al menos 31 personas murieron y más de cien resultaron heridas por disparos ocurridos cerca de un punto de distribución de ayuda humanitaria en el sur de la Franja, operado por la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF), una entidad respaldada por Israel y Estados Unidos.
Cruce de versiones
Las circunstancias del hecho siguen bajo investigación y las versiones son contradictorias. Hamás, el grupo islamista que gobierna Gaza, calificó el episodio como “una horrible masacre de civiles” y responsabilizó directamente a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). A través de un comunicado, Hamás solicitó la intervención urgente de las Naciones Unidas.
“Pedimos a la ONU que forme una comisión de investigación internacional independiente y entre en Gaza para investigar estos crímenes sistemáticos contra civiles y exigir a los responsables que rindan cuentas como criminales de guerra”, declaró la organización.
Según el Ministerio de Sanidad gazatí, los cuerpos presentaban una sola herida de bala en la cabeza o en el pecho, lo que sugiere una acción precisa y dirigida. El dato refuerza la hipótesis de una ejecución selectiva, más que un enfrentamiento caótico.
Por su parte, el Ejército israelí afirmó no tener constancia de disparos realizados por sus fuerzas dentro del punto de distribución de la GHF. “El asunto se está investigando”, indicaron en un breve comunicado. Mientras tanto, la Fundación Humanitaria para Gaza negó por completo el incidente y lo calificó de “rumor sin fundamento”.
“Observamos todos los días esfuerzos coordinados que instigan narrativas falsas y distorsionan la cobertura mediática sobre las operaciones de nuestros puntos de distribución”, sostuvo la entidad en un comunicado oficial, en el que responsabilizó a Hamás por la desinformación.
Tensión sostenida
El hecho ocurre en un contexto de escalada constante entre Israel y Hamás. En los últimos días, las fuerzas israelíes han intensificado sus bombardeos en varios sectores de la Franja, mientras los mediadores internacionales intentan rescatar una propuesta de alto al fuego que parece estancada.
Hamás confirmó haber respondido recientemente a una nueva propuesta de tregua provisional, pero exigió enmiendas que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, calificó de “inaceptables”.
A nivel diplomático, las presiones crecen. Francia advirtió que abandonar Gaza y dar “carta blanca” a Israel comprometería la credibilidad de Occidente. Naciones Unidas, en tanto, denunció que el acceso humanitario está bloqueado desde hace tres días por decisión del gobierno israelí.
¿Crimen de guerra?
La denuncia de Hamás apunta a configurar este nuevo hecho como parte de una práctica sistemática de represión contra la población civil. La petición de una investigación internacional sugiere que el grupo busca legitimar su acusación ante la comunidad internacional, más allá del relato mediático.
Hasta el momento, no existe evidencia independiente sobre lo ocurrido, y la falta de acceso a la zona impide una verificación fiable. Sin embargo, el patrón de ataques cerca de centros de distribución humanitaria se ha repetido en meses anteriores, lo que ha generado fuertes críticas contra las fuerzas israelíes.
La ONU, la Cruz Roja y otras agencias han advertido que la situación humanitaria en Gaza es crítica, con millones de personas en riesgo por la falta de alimentos, agua potable y medicamentos. La muerte de civiles en zonas de reparto agrava aún más el colapso del sistema de ayuda.
Sin tregua
Mientras las bombas siguen cayendo y los acuerdos no prosperan, la población civil queda atrapada entre dos fuegos. Las imágenes difundidas por el Ministerio de Sanidad muestran cuerpos cubiertos con sábanas y familiares llorando junto a improvisadas camillas. La muerte, una vez más, alcanza a quienes solo esperaban un poco de comida.
La Fundación Humanitaria para Gaza asegura que seguirá operando, pese a las acusaciones. Hamás insiste en que se trató de una ejecución masiva. Israel niega su participación, pero investiga.
Y mientras tanto, la comunidad internacional observa, exige explicaciones y amenaza con resoluciones que nunca llegan.
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