La familia de la suboficial de la Policía Nacional del Perú, Yuliana Huamaní Benavides, ha salido a denunciar públicamente una serie de presuntas irregularidades en torno a su fallecimiento, ocurrido tras una cirugía estética realizada en el Centro Estético Bodytite, ubicado en Juliaca.
Según los familiares, la joven oficial de 28 años fue ingresada como “NN” en la Clínica San Juan de Dios, donde finalmente murió la noche del jueves en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Su hermana aseguró que fueron presionados para no hablar con la prensa ni organizar protestas, y denunció que quienes participaron en la intervención quirúrgica “están acostumbrados a silenciar este tipo de casos”.
Uno de los nombres que aparece vinculado al procedimiento es el del médico José Ruiz. Sin embargo, un testigo clave —un enfermero que acompañaba a Yuliana el día de la operación— declaró que quien realmente participó en la cirugía fue Marco Zegarra, quien ya tendría antecedentes por presunta negligencia médica. “La operación se realizó en una casa adaptada como clínica, con equipos obsoletos que no garantizan el cuidado ni la vida de nadie”, denunció el testigo.
Este mismo enfermero relató que vio desmejorarse gravemente a su amiga durante la recuperación, y que pese a pedir auxilio al personal, la paciente no fue trasladada de inmediato, lo que podría haber agravado su estado.
La familia exige una investigación exhaustiva, solicitando que se revisen las cámaras de seguridad tanto de la Clínica San Juan de Dios como de los alrededores del centro estético donde se realizó la operación. También pidieron el apoyo de la ministra de la Mujer para asegurar que el caso no quede impune.
El fallecimiento de Yuliana Huamaní, quien prestaba servicio en la División de Investigación de Delitos de Alta Complejidad (Diviac), ha generado una ola de indignación. Su caso se suma a otras denuncias de malas prácticas en centros estéticos, lo que reaviva el debate sobre el control y fiscalización de este tipo de establecimientos.
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