«¡Ayuda, ayuda!». Los gritos de desesperación se perdían entre el espeso humo que envolvía al asentamiento minero de Secocha, ubicado en el distrito de Mariano Nicolás Valcárcel (Camaná).
El incendio, devastador e imparable, consumió varias viviendas prefabricadas, dejando a su paso no solo escombros y cenizas, sino también cinco personas calcinadas que no pudieron escapar de las voraces llamas, seis heridos y 165 damnificados que claman ayuda.
Todo comenzó alrededor de las 23 horas de ayer, cuando los moradores de las calles Ocoña y Urasqui, mientras dormían, fueron sorprendidos por el fuego. En medio del caos, comenzaron a correr, tratando de socorrer a los sobrevivientes. Sin embargo, tras propagarse rápidamente por los inmuebles y debido a la falta de agua, solo les quedó observar con horror cómo sus hogares se desvanecían entre las llamas. «Los pasadizos son angostos y, en medio del humo, no logramos rescatar nada de nuestros bienes», comentó Yesenia, una madre de familia que logró huir con su familia, pero lo perdió todo.
CINCO MUERTOS
Los hermanitos Gino y Adrián, de 10 y 7 años, fueron encontrados juntos bajo los escombros. Al momento del incendio, dormían solos en su precaria vivienda, ya que su padre estaba trabajando en una mina de la zona. «Salí de trabajar a las 3 de la madrugada y me dijeron que mi casa se había quemado. Corrí con la esperanza de encontrarme con mis hijos, pero, al ingresar, encontré sus cuerpos carbonizados», relató Hernán Cayo Huanca, padre de los pequeños.
Hernán, quien desde hace dos años es padre y madre para sus hijos tras separarse de su esposa, agregó entre lágrimas: «Lo perdí todo. No me queda nada. Yo me esforzaba por ellos».
El fuego también alcanzó a las hermanas Nataly (15) y Norma Papel Sencia (22), quienes hace 15 días decidieron mudarse a Secocha junto al minero Marco Chuma Quispe, esposo de Norma. Tras salir de su trabajo, Marco se enteró de la tragedia, y al dirigirse a la habitación que alquilaban descubrió que su esposa y cuñada también estaban entre los fallecidos. Las hermanas, originarias de Paruro, Cusco, dejaron atrás a su familia en busca de un mejor futuro, pero encontraron la muerte. Familiares solicitaron apoyo para el traslado de los cuerpos.
Otra víctima fue un hombre de aproximadamente 60 años, conocido como Paulino, quien vivía solo. También murió al no poder escapar del fuego.
LUCHA POR SU VIDA
Abdón Cléver Ingalla Vargas, de 32 años, se aferra a la vida. El minero tiene el 70% de su cuerpo quemado y su estado es reservado. Su esposa, Olinda Mamani, pidió ayuda a la población para solventar los gastos del tratamiento médico.
Al lugar también llegó personal del Centro de Operaciones de Emergencia Regional (Coer) para brindar apoyo a los damnificados.
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