El Índice Global de Innovación (IGI) es una referencia clave para medir el avance de los países en términos de innovación y competitividad. En el caso de Perú, este año estamos en el puesto 74, y después de 14 años seguimos cometiendo los mismos errores. Debe ser por eso que, por ejemplo, Perú no cuenta con ningún unicornio.
Descentralización de la innovación:
Una de las principales críticas a las estrategias planteadas por el gobierno, es la falta de un enfoque regional. El Perú es un país diverso, con realidades económicas y sociales muy distintas entre sus regiones. Para fomentar la innovación, es esencial crear ecosistemas que se adapten a las particularidades locales. Esto no solo permitirá aprovechar los recursos y talentos regionales, sino que también contribuirá a reducir las desigualdades.
Sostenibilidad como eje central:
La sostenibilidad debe ser un principio rector en todas las estrategias de innovación. En un mundo donde los problemas ambientales son cada vez más urgentes, el Perú debe priorizar la investigación y el desarrollo de tecnologías limpias y soluciones sostenibles. Esto no solo beneficiará al medio ambiente, sino que también abrirá nuevas oportunidades de mercado y atraerá inversiones. La promoción de la economía circular y el uso eficiente de recursos son ejemplos de cómo la sostenibilidad puede integrarse en el tejido de la innovación.
Articulación entre actores clave:
El gobierno siempre menciona la importancia de la colaboración entre academia, empresas y gobierno, pero carece de mecanismos concretos para fortalecer esta relación. La creación de plataformas de colaboración que faciliten la transferencia de tecnología y el intercambio de conocimientos es fundamental. Programas de incubación que conecten a startups con universidades y empresas pueden ser una vía efectiva para fomentar la innovación y el emprendimiento.
Fomento a las startups:
Las startups son motores de innovación y crecimiento económico. Sin embargo, el gobierno no aborda adecuadamente su papel. Es crucial implementar políticas que apoyen a los emprendedores, como acceso a financiamiento, incentivos fiscales y programas de mentoría. Además, fomentar la internacionalización de estas empresas permitirá que el Perú se inserte en redes globales de innovación.
Incremento de la inversión en I+D
Finalmente, el Perú debe comprometerse a aumentar su inversión en investigación y desarrollo. Actualmente, el país destina menos del 0.2% de su PIB a I+D, una cifra alarmantemente baja.
Establecer metas claras y estrategias para incrementar esta inversión es esencial para construir un futuro innovador. Esto incluye la creación de fondos específicos para proyectos de investigación y la promoción de alianzas público-privadas.
Todo lo anterior, sumado a funcionarios corruptos e incompetentes atornillados desde hace años en los mismos puestos, hacen que desarrollar innovación en el Perú sea mucho más difícil de lo que debería serlo. Es momento de solicitar al gobierno un cambio radical, para que el país pueda seguir avanzando en su camino de construir la innovación peruana. ¡Pronto, se harán las denuncias públicas correspondientes!
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