Lisandro Meza, pilar del vallenato en Colombia, falleció este sábado. El cantante y compositor murió a sus 86 años, después de permanecer internado seis días en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de la Clínica La Concepción, de Sincelejo.
El centro médico confirmó el fallecimiento a través de un comunicado oficial, firmado por el gerente general de la Clínica, Guillermo Ruíz.
ÍCONO DE LA MÚSICA SABANERA
Pedro Socarrás escondía unos granos de maíz en la caja de su acordeón cada vez que se iba a trabajar en el aserrío. Era su forma de verificar después que nadie había tocado su instrumento mientras iba y volvía.
Trabajaba como empleado de una finca, La Armenia, en El Difícil (Magdalena), de propiedad del padre de Lisandro Meza, que en ese entonces era un niño pequeño y sabía bien que, al salir, Socarrás escondía aquel preciado tesoro, bajo llave y con una serie de cuidados que lo hacían intocable.
“Cuando salían a las labores del campo -recordaba Lisandro Meza, en una entrevista para el espacio televisivo Vivamos la noche, hace más de una década- yo me ponía a buscar el acordeón y no podía abrirlo. Entonces, me hice una ganzúa con alambres y qué alegría cuando lo abrí. De mi Dios todas las cosas vienen, porque me puse a darle y lo logré. Él ponía los granitos de maíz en una cajita de cartón y yo marcaba con carbón dónde estaban para volver a poner los granitos”.
Gracias a esa travesura, aquel niño, nacido el 26 de septiembre de 1937, descubrió su vocación. Lisandro Meza Márquez era un genio de la música desde pequeño. Sin maestro y a escondidas se aprendió todo un repertorio. Por supuesto, las notas del acordeón se oían por la finca.
“Empezaron a decir que Pedro Socarrás tenía pacto con el demonio, porque su acordeón tocaba solo”, relataba quien se erigió como uno de los grandes maestros de la música tropical colombiana.
“Mi papá les regaló una fiesta a los trabajadores, Pedro se emborrachó y cayó con el acordeón tirado en la cama. Yo lo cogí, me puse a tocar y me descubrieron ahí”, decía al evocar aquella fiesta navideña que fue un hito en su biografía. Porque al son de canciones como La hija de Amaranto, Cumbia cienaguera y El Alto del Rosario se supo que Meza había nacido pa’músico. Y de los grandes.
A Meza se le recuerda por su época de esplendor en Los Corraleros de Majagual y los años que vinieron como líder de diferentes agrupaciones -la más famosa es la que lleva el nombre de su esposa: Los Hijos de la Niña Luz-. Pero su trayectoria empezó mucho antes de El polvorete, Las tapas y Baracunátana.
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