La Ley 30309 del Perú, cuya finalidad es impulsar la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación, representa un paso certero en la senda del progreso científico y tecnológico de la nación. No obstante, nos planteamos por qué esta normativa no ha logrado un impacto verdaderamente trascendental en el seno de la población peruana.
En un primer plano, a mi parecer, los incentivos fiscales resultan insuficientes. La ley contempla beneficios fiscales para las empresas que se dedican a la investigación y el desarrollo. Sin embargo, es factible que estos incentivos se queden cortos a la hora de estimular la inversión en I+D, particularmente en el ámbito de las pequeñas y medianas empresas. Se torna imperativo someterlos a una revisión exhaustiva y expandirlos con miras a otorgarles un carácter más atractivo y competitivo.
Por otro lado, se manifiesta la carencia de inversión adecuada. A pesar de que la ley aboga por el fomento de la investigación y la innovación, omite estipular un umbral mínimo de inversión en estos ámbitos. Para que se cristalice un progreso genuino, es menester que se instituya una asignación presupuestaria específica destinada a la investigación y el desarrollo, asegurando la provisión de recursos adecuados.
Asimismo, se plantea la interrogante: ¿quién evalúa el impacto? La ley debería incorporar indicadores que posibiliten evaluar los efectos de las inversiones en investigación y desarrollo. Esto permitiría cuantificar el rendimiento de dichas inversiones y adecuar las políticas en concordancia con los resultados obtenidos. Una constante mejora se torna esencial.
No debe pasarse por alto la importancia de centrar la mirada en las problemáticas locales. La investigación y la innovación deben enfocarse en los problemas específicos que aquejan al país, tales como la sostenibilidad, la salud y la educación. La ley podría beneficiarse de un enfoque más específico en las áreas prioritarias para el progreso del país.
Finalmente, se echa en falta una promoción activa de la participación de la sociedad civil. La ciencia y la tecnología no deben recaer únicamente en manos del gobierno y las empresas. Resulta fundamental fomentar la participación activa de la sociedad civil en la toma de decisiones y la definición de prioridades en el ámbito de la investigación y el desarrollo.
En definitiva, la Ley 30309 representa un avance positivo en la promoción de la investigación y la innovación en el Perú. No obstante, para conseguir un impacto verdaderamente significativo, resulta esencial llevar a cabo ajustes que contemplen una inversión ampliada, la promoción de la colaboración intersectorial, incentivos fiscales más atractivos y la medición del impacto. Solo mediante un enfoque integral y colaborativo se logrará impulsar el desarrollo científico y tecnológico en la nación y avanzar hacia un porvenir más próspero y competitivo a nivel global.
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