Ojo con la anemiaOjo con la anemia

Para la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), que la pobreza en el Perú haya sido del 25.9% en 2021 habría sido la principal causa para que el 51% de la población peruana viva en situación de inseguridad alimentaria en dicho año; es decir, que redujeron la calidad de su dieta o comieron menos de lo que necesitaban.

Así, las personas en esta condición no habrían tenido otra alternativa que aliviar su hambre con lo que estuviese a su alcance, sin considerar alimentos que contengan los nutrientes necesarios. Y, dadas las condiciones económicas del mundo y nuestro país en 2022 (menor crecimiento e inflación elevada), la afectación en indicadores sociales como la anemia, durante el año pasado, se hacía previsible.

De acuerdo con los últimos resultados de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes), en 2022, la tasa de prevalencia de anemia de niños entre 6 y 36 meses de edad fue de 42.4%, habiendo registrado un 38.8% en 2021. Sí, la anemia a nivel nacional aumentó el año pasado.

No obstante que, en el caso de Arequipa, esta se redujo en alrededor de 4 puntos porcentuales, aún refleja un 34.4% con prevalencia de anemia. Así, para contrarrestar esta situación, no solo hace falta educar a la población sobre una adecuada alimentación, así como brindar asistencia nutricional con programas o planes nacionales, sino también tomar en cuenta y actuar sobre aquellos factores que inciden en la capacidad de gasto de las familias en general, ya que hablamos de incidencia de anemia tanto en zonas rurales (51.5%) como urbanas (39%).

Si las autoridades, más aún las del interior del país, no actúan con sentido de urgencia para mitigar los impactos de, por ejemplo, eventuales desastres o fenómenos naturales: fuertes lluvias e incluso Fenómeno El Niño en el norte; y friaje o heladas en las zonas altoandinas, la afectación en precios durante este y el próximo año no solo golpearía los bolsillos de los más vulnerables, sino también su salud, poniendo en riesgo su desarrollo cognitivo.

No combatir la anemia oportunamente traería deficiencias en aprendizaje, pérdida de concentración, por ejemplo, lo que le resta capacidades a la persona adulta, y que finalmente se traduce en pérdida de productividad del capital humano.

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