La convivencia pacífica y la armonía que suelen caracterizar a la celebración de la Navidad se trastoca por completo en ciertas comunidades andinas que deciden resolver las controversias entre sus habitantes mediante combates pactados a puñetes y patadas.
A esta tradición muy arraigada en regiones como Cusco, Apurímac, Huancavelica y Arequipa, entre otras, se llama “Takanakuy” y es protagonizada principalmente por varones, pero también y cada vez más por mujeres.
Takanakuy es una palabra quechua conformada por los vocablos ‘Taka’ que en castellano significa «golpear con los puños», y ‘nakuy’, traducido como “hacerse mutuamente algo”.
Los orígenes de esta violenta solución de desavenencias se remontarían, según los entendidos, a la época colonial, cuando algunos conquistadores españoles organizaban, justo para el 25 de diciembre, enfrentamientos entre sus vasallos como si se tratara de una pelea de gallos, costumbre traída a América también por ellos.
Al llegar la independencia y el fin del dominio colonial, esta costumbre no desapareció, sino que se amalgamó con la Huaylía, una tradición cultural mestiza de raíces ancestrales que se expresa en música, cantos y danzas que representan el espíritu alegre pero también combativo de los pueblos indígenas.
Cada 25 de diciembre se organizan lances a golpe de puños y patadas entre hombres y también entre mujeres, generalmente jóvenes y adultos, que desean resolver ese mismo día algún reclamo o conflicto de interés personal o familiar ocurrido durante el año en curso.
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