Monseñor Marco Cortez realizó la bendición de cruces.Monseñor Marco Cortez realizó la bendición de cruces.

Dejar de lado las actividades que no se encuentren vinculadas a la fe fue el principal pedido de los representantes de la Iglesia católica durante la festividad religiosa de la Santísima Cruz, que se celebró este martes de forma presencial luego de dos años debido a la epidemia del virus de la COVID-19 con gran fervor y devoción.

“La cruz es una expresión de fe, por eso se tiene que cuidar en su contexto propio. A veces, cuando no se cuidan los excesos, el desorden que se genera por algunos hermanos ya no forma parte propiamente de la fe. Esos a veces son ‘permisivismos’ que generan desorden, borracheras. Ese ya no es un contexto religioso”, resaltó el sacerdote Eliazar Torres Romero.

En los primeros meses de este año se invitó a alferados, devotos y familias a participar de charlas de formación espiritual. La pastoral de las cruces se reunirá el primer martes de cada mes en la catedral de Tacna. Cabe resaltar que más de un centenar de cruces llegaron en procesión a la parroquia franciscana Señor de los Milagros luego de iniciar su recorrido en el óvalo de Pocollay.

Debido a la gran cantidad de asistentes un buen número de personas no pudieron ingresar al templo y permanecieron en los exteriores. La santa misa fue oficiada por el obispo de Tacna y Moquegua, monseñor Marco Cortez Lara, quien se encargó de la bendición de las cruces, que se ubicaron a lo largo de más de una cuadra de la avenida Jorge Chávez.

La cruz de Para fue la más antigua y destacó por su sencillez. Su origen proviene incluso desde antes de la guerra entre Perú y Chile.

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