Casi nueve meses después de que se decretara en Perú el estado de emergencia como consecuencia de la pandemia del coronavirus, nadie puede poner en duda que la crisis sanitaria ha tenido unas consecuencias devastadoras en la economía del país, una debacle que inevitablemente también ha golpeado con dureza a la región.
No en vano este año se apunta a una caída del PBI (Producto Bruto Interno) regional en un 15%, y la pérdida de aproximadamente 30 mil puestos de trabajos formales. Esto sin contar el impacto en el mercado informal, detalló Julio Cáceres, presidente de la Sociedad Nacional de Industria (SNI) en Arequipa. En este contexto, todos los sectores vieron afectados sus negocios, obligando a muchos a cerrar sus puertas, incluso los comercios que ofrecen servicios prioritarios como la distribución y comercialización de productos alimenticios.
Es el caso del centro de abastos ‘Mi Mercado’, ubicado en la plataforma comercial Andrés Avelino Cáceres, que pasó a tener una demanda de solo el 30% de lo que tenía a inicios de la pandemia. Luego ha ido incrementando de manera progresiva, hasta llegar, ahora, a un 75%. Sin embargo, los efectos colaterales de la crisis sanitaria aún se perciben en determinadas situaciones, como en la adquisición de los productos.
Por ejemplo, antes de marzo cada comerciante contrataba una carga de productos de entre 20 y 30 toneladas. Sin embargo, en adelante los comerciantes se empezaron a juntar para adquirir una misma carga, puesto que sus ventas no superaban los 6 mil kilos.
Como consecuencia de la reducción de ingresos, decenas de puestos de trabajos -vendedores, ayudantes, estibadores- se perdieron. El mercado que alojaba en promedio a 1.500 trabajadores se redujo y en la actualidad solo son menos de 700 las personas que están laborando, señaló Mario Laura Mamani, presidente del establecimiento.
Pero ellos no son los únicos que están sufriendo los efectos colaterales de la crisis sanitaria, sino también los comerciantes de otros mercados como el tradicional mercado San Camilo. Cosme Casos Vilca, secretario general de la Asociación de Trabajadores de este centro de abastos, informó que aún no pueden recuperar sus ventas debido a que tienen que cumplir con muchas restricciones que rigen en sus establecimientos. Por ejemplo, el horario de atención es limitado.
Esto origina que muchos clientes que recién van a hacer sus compras luego del trabajo no lleguen dentro del horario. De esta forma, en oportunidades posteriores, los usuarios advertidos de esta situación ya no asisten. De cara a las fiestas de fin de año, esto es poco conveniente para sus ingresos y origina que luego estén en problemas con la administración porque no pueden abonar el pago del alquiler mensual.
Por su parte, Cristóbal Huayapa, presidente de la plataforma comercial Río Seco, señaló que si bien ellos mantienen una clientela regular, puesto que abastecen no solo a mercados de Arequipa sino también a otras provincias, los ingresos sí fueron menguados porque tuvieron una perdida de más de S/ 2 millones los meses que cerraron sus puertas. Se suma a este monto los S/ 100 mil que gastaron en la implementación de los protocolos, sin contar el gasto de las pruebas covid-19 en su momento. No obstante, dijo que las ventas se están recuperando.
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