Ilabaya. Sus precarias condiciones de abastecimiento de agua, la falta de alcantarillado y el asfixiante hacinamiento han sido determinantes para que las familias reasentadas en el sector Nuevo Mirave dieran plazo a la municipalidad de Ilabaya para que este mes inicie las obras de reposición de servicios de saneamiento en la zona, ya que en caso contrario lo harán en faenas civiles con asesoramiento privado.
Duverlín Alberto Vargas, alcalde del centro poblado Mirave, precisó que este lunes 7 vencerá el plazo otorgado al municipio para presentar el proyecto de rediseño de las redes de agua potable. “Lamentablemente no muestran avances. La población quiere este servicio en su domicilio y no tanques cisterna, que son insuficientes”, indicó.
“Creo que el alcalde y el gobernador regional no soportarían un día en estas condiciones insalubres, pues los 56 baños químicos son insuficientes. Además tenemos solo 150 litros de agua por familia cada día, lo que es totalmente exiguo”, explicó la autoridad edil.
Alberto Vargas responsabilizó a los alcaldes de Jorge Basadre, Félix Morales, e Ilabaya, Juan Paria, por las difíciles condiciones de convivencia que afrontan las familias damnificadas por el huaico que hace casi dos años arrasó el poblado de Mirave. “Lo que se necesita es reponer un kilómetro de tubería destruida por el huaico del 8 de febrero de 2019, pero hasta ahora no se hace nada”, indicó. Dijo que la población está lista para ejecutar la obra de agua potable desde el sector de Jacopunco.
Más adelante, el burgomaestre alertó que el nivel de pobreza en la zona se ha incrementado y las familias infectadas con el virus de la COVID-19 tuvieron que salir a trabajar al campo, porque las canastas con víveres del Indeci nunca llegaron. “Creo que este organismo está por gusto, no se percataron de que el 50 % de la población de Mirave estuvo infectada con el nuevo coronavirus”, remarcó. “La falta de comunicación y desinterés del alcalde de Ilabaya, Juan Paria, es lamentable. No nos entrega el plan de saneamiento del terreno de las siete hectáreas, pese que Mirave necesita un mínimo de 15 hectáreas para vivir dignamente», concluyó.
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