Cercado. Tras varios días en coma, el pequeño Yoshua, de 10 años, dejó de existir la tarde del miércoles en el hospital Goyeneche. Su padre, Roberto Catari, denunció una presunta negligencia médica en el nosocomio durante la operación a la que fue sometido el 8 de octubre para extirparle un tumor de la cabeza.
Ese día se cortó de improviso el fluido eléctrico y, según fotografías difundidas, los médicos terminaron la intervención usando linternas del celular. Para Catari esto provocó que su salud empeore debido a que los equipos dejaron de funcionar. Por eso denunció el caso y pidió al Ministerio Público una autopsia para determinar la causa del deceso.
Desde la Gerencia Regional de Salud anunciaron la conformación de una comisión investigadora para ver si hubo negligencia y determinar las responsabilidades de ser el caso. No obstante, ayer ofrecieron una conferencia para aclarar el contexto en que ocurrió el hecho.
DESCARGOS
Se explicó que los equipos de soporte vital nunca dejaron de funcionar gracias a sus baterías.
El médico neurocirujano pediátrico del Goyeneche, Javier Espinoza, a cargo de la cirugía del menor, aseguró que la energía eléctrica se suspendió cuando la intervención ya había concluido y se estaba cerrando el corte.
“El tumor fue removido en su totalidad, pero se comprobó que estaba enraizado al tronco cerebral, que es la parte más sensible del cerebro y que controla la respiración y los movimientos”, señaló. Anotó que este tipo de intervenciones son de alto riesgo, pero era la única opción para tratar de salvar su vida.
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