Gregorio Albarracín. Una cantina que funcionaba con clientes durante el toque de queda fue intervenida la noche del sábado por la Policía Nacional y el municipio Gregorio Albarracín.
El local se ubica en la asociación Alfonso Ugarte I etapa, Mz F4, lote 36. Su puerta corrediza estaba bajada, pero en el interior todas las mesas estaban ocupadas por clientes que bebían cerveza sin medidas de bioseguridad, corriendo alto riesgo de contraer la COVID-19.
Los agentes intervinieron a 12 personas, entre clientes y trabajadores que portaban mascarillas de tela, pero no guardaban distancia social en el ambiente cerrado. Los intervenidos recibieron la multa por infringir el estado de emergencia.
El local fue clausurado por el área de Fiscalización del municipio y para evitar que siga laborando incautó mesas, sillas y bebidas alcohólicas y la puerta metálica fue empapelada con notificaciones. Cabe indicar que el municipio clausuró el mismo local el año pasado por no tener licencia de funcionamiento.
En la misma manzana de la asociación Alfonso Ugarte I etapa hay tres cantinas más, que aparentemente no trabajaron la noche del operativo. Sin embargo, pobladores refieren que varios bares consiguen laborar bajo la modalidad clandestina, mientras que otros locales clausurados vuelven a abrir porque la multa por la reincidencia es una Unidad Impositiva Tributaria o S/4.300, lo que fácilmente pueden recaudar en algunos días. De igual forma, la incautación del mobiliario de los locales no logra disuadir a los propietarios de continuar abriendo.
Según el balance que hizo la municipalidad Gregorio Albarracín, en el mes de septiembre se intervinieron siete cantinas con 75 personas al interior, pero no serían todos los locales que infringen las normas sanitarias.
Lo que demostraría el incremento de intervenciones en las últimas semanas es la relajación de las medidas contra la COVID-19 entre la población.
Los operativos continuarán, pero urgen medidas forzosas para evitar que las cantinas sean un foco infeccioso.
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