MIGUEL PINO PONCEMIGUEL PINO PONCE

Me imagino que la Corte del último Zar de todas las Rusias, Nicolás Romanov, al no poder expectorar del entorno imperial, al disoluto monje loco Rasputín, -porque lo protegía la (alemana) Zarina Alejandra-; sintió lo mismo que la población siente hoy, cuando la imagen proyectada a nivel nacional de altiva, blanca y orgullosa ciudad del Misti, queda en el fondo de la botella de alcohol de sapo macerado que siempre acompaña al impresentable des-gobernador ( y cuyos efectos por su ingestión, luego se los endilga; a la Coca-Cola). Rasputín, no solo era un ebrio redomado y enfermo sexual, sino que también sucio y sin modales.

Así que, quienes dragamos en la historia, vemos que estos esperpentos se trasladan para otros lugares y otros tiempos. Quién sabe si es la maldición del poder, o la compensación divina: Te voy a dar todo Arequipa, pero en compensación a tanta abundancia, he de enviarte como gobernador a un espanto; para que hagas penitencia.

Hasta ahí, cualquiera diría que es solo coincidencia histórica (o histérica) pero lo que ya muestra lo Rasputín cholo que es; es porque al enterarse que el Presidente Ruso Vladimir Putin, anunció al mundo que sus científicos habían logrado la vacuna contra el mortal Covid-19; envió nada más y nada menos que una misiva. Y claro, como este sabe tanto de formas, de derecho constitucional, de diplomacia, como su símil Rasputín de modales; entonces pasó por encima del Estado Peruano, de la Cancillería y de todo lo que significa formalidad. Y hubo alguno de los tantos ignorantes que lo secundan, que hasta le hicieron loas en las redes sociales, agradeciendo a que el “compañero Putin, y el socialismo ruso, van a salvar al mundo”.

Semejantes expresiones denotaban una grosera ignorancia: Rusia del 2020, no es la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) de los años 40-80. Rusia tiene hoy un modelo capitalista singular (algunos hasta dicen que es un “fascismo cristiano”) Y de “compañero” Vladimir Putin, tiene a un oso.

Además el Presidente Ruso (que no es un putìn como el que conocemos) es experto en artes marciales, abogado, y un cultor de su imagen y de su físico. El putìn que conocemos, hace todo lo posible ( y con éxito) para mostrarse como el émulo de Rasputìn. ¿Se imaginan esos diálogos? Mi imaginación no da para tanto, excepto que para empezar, el putìn que conocemos, es capaz de invitarle su macerado a Putin. Con semejante atentado, estaríamos a punto de ser desaparecidos de la faz de la tierra. Además, y fuera del chascarro: ¿Cómo cree que “vendría” la vacuna? ¿No sabe que hay protocolos de admisión de medicamentos? Este putin, confunde “autonomía” con “extraterritorialidad. Y Vladimir Putin, ¿Va a enviar prontamente la novísima vacuna, primero a Arequipa, antes que a Siberia o a su conflictiva Chechenia? No hay duda que la ignorancia es atrevida, y cuando es macerada peor. Y lo que tiene que hacer este putìn, es trazar una estrategia para que todos los recursos que hoy tiene, sean destinados para la salud; para la atención inmediata y descentralizada, para que estén bien remunerados los sacrificados profesionales de la Salud; antes de estar pensando en ideas producto de resacas inimaginables. Recuerde cómo acabo el monje loco Ras-putìn. Claro que, si en eso podría asesorar Vladimir Putin, desde ya seguramente Arequipa le dirá ¡Spaciba! (gracias)

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