Una de las grandes pandemias que el Perú viene sufriendo es la inseguridad ciudadana, que aunque no crean anda de la mano con sus hermanas putativas: Las teorías del derecho penal inspiradas para Austria, Alemania, Suiza; pero aplicadas en una población africana, anárquica y proclive a la burla de la ley. ¿O me van a decir que la “criollada” de sacarle la vuelta a la ley no es un deporte nacional? Nuestros teóricos que viven más en las bibliotecas, que en los campos; y que conocen más de libros que de hombres, quieren hacer ver que son sumamente leídos y cultos cuando más citan a los alemanes, pero luego viajan en combi escuchando música vernacular.
Y si esto lo trasladamos al reclutamiento para cubrir plazas en el Ministerio Público y Poder Judicial, es peor: Encontraremos a quienes saben de memoria todos los “Acuerdos Plenarios”, las “Directivas”, o como lo que ahora se ha vuelto una plaga: Los “webinar”. Pero si les preguntarían sobre si los Fiscales, también dan un mensaje a la comunidad con cada actuación; eso no lo podrían contestar y serían capaces de buscar alguna directiva para repetirla. ¿O me van a decir que realmente se presentan para ser fiscales, a profesionales con vocación de perseguir al delincuente? Para la mayoría, antes de formalizar, de acusar; está cualquier disculpa, haciendo inútil la labor de la Policía Nacional. Para esos fonógrafos que repiten leyes y principios exóticos, está la vida del delincuente, antes que la de la víctima. Prefieren salir orondos (y remunerados) de la Comisaria invocando “la objetividad”, antes que la seguridad. Buscan (y encuentran, porque el derecho es la ciencia de la alegación) cualquier subterfugio como decir “que se debe proteger la vida del imputado”.
Y no se quiere entender hasta la fecha que el derecho debe de estar al servicio del hombre y no al revés; y que el delincuente ES el enemigo. Además, si venimos con la famosa monserga de la “presunción de inocencia”, entonces ¿Para qué está el arresto ciudadano, el proceso inmediato? Resulta que gracias a nuestro envidiado y burlesque modelo penal más derechos que los de la víctima inocente, están los de los delincuentes. De quienes se burlan de la Policía, de la sociedad; y que hasta en forma desafiante se ríen de quienes los conducen a la Comisaria. Es que saben de memoria que más se demorará el Fiscal en llegar, que ellos en salir. Encima, y como seguramente al Perú, lo van a condecorar con la Medalla de la Ingenuidad Jurídica, el Estado le pone a un Defensor, remunerado y pagado por el propio agraviado (La Sociedad) Y como varias veces he postulado, en una relación costo-beneficio; a los delincuentes les conviene asaltar, que no hacerlo; la razón es simple: Si no lo hacen se mueren de hambre, y si lo hacen; será un milagro que los detengan. Si los detienen, no faltará un Fiscal que los suelte “invocando el derecho a la vida del presunto autor que podría contagiarse del Covid” y si por un milagro, llega a acusar; no faltará Juez que inspirado en las sábanas romanas; prefiera dar comparecencia con restricciones, antes que la prisión preventiva. Con lo cual el delincuente estará habilitado para volver a las andadas, y es la víctima quien lo será por partida doble.
Todo lo que he expuesto, lo sabemos de memoria, y lo sufrimos a diario. La solución viene lamentablemente del ato de inútiles llamado Congreso, quienes en lugar de elevar a los altares políticos a la “Santa Cachuchita”, deberían reformar el Código Penal, eliminando esa masturbación llamada las “Faltas” creando antecedentes para el control de la sociedad; para demostrar que quien delinque debe de ser excluido de la sociedad. ¿O creen Uds. en la “reinserción” social? Eso no lo creía ni el alemán Jackobs (a quien citan solo lo que les conviene) Finalmente, es un cuento eso de que “la comunidad internacional nos mirará mal”. A la fecha el “Derecho Penal del enemigo” está en expansión. Es que soberanía implica también legislar independientemente. Pero seguimos de colonos de doctrinas extranjeras, y luego cantamos ¡Somos libres!
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