Cisternas de agua potable no cubren toda la demanda de la población.Cisternas de agua potable no cubren toda la demanda de la población.

Arequipa. En tiempos de coronavirus, donde las principales reglas son mantener la distancia social y lavarse las manos, un promedio de 50 mil usuarios de las partes bajas, medias y altas de Miraflores, Mariano Melgar, Paucarpata, Yura, Cerro Colorado, Cayma y Alto Selva Alegre no pueden cumplir con estas disposiciones porque carecen de agua potable desde el último fin de semana.

Ellos continuarían sin el servicio básico hasta mañana, debido a que la tubería de fibra de vidrio -que se había roto- presentó fuga después de ser reparada.

Según Sedapar, los trabajos en el conducto de la planta de tratamiento Miguel de la Cuba Ibarra, que se iniciaron el último sábado y culminaron el lunes, presentaron deficiencias al momento de la prueba hidráulica.

La inmensa presión que soporta esta línea habría causado la falla, obligando a cerrar el circuito e iniciar nuevos trabajos de reparación, que -se estima- tendrán una duración de 48 horas (ayer y hoy).

Pese al esfuerzo de la empresa de saneamiento por aumentar de 14 a 37 los camiones cisterna para que abastezcan a los hogares afectados, estos han servido de poco. Muchos pobladores tuvieron que romper los protocolos sanitarios y aglomerarse en las calles a fin de recibir un poco del líquido elemento.

Al principio, los usuarios formaron largas colas desde la madrugada para abastecerse de agua, pero cuando llegó su turno, por la cantidad de gente, solo les permitieron llenar un balde con la excusa de que tiene que alcanzar para todos.

En ese momento, la desesperación se apoderó de ellos y empezaron a juntarse y empujarse alrededor de las cisternas, incluso a sabiendas de que están exponiendo su salud. Sin embargo, adujeron que más probabilidades tienen de contraer el virus si no consiguen al menos un poco de agua para sus necesidades básicas.

«Hace cuatro días no tengo ni un vaso de agua en mi casa. Hemos tenido que comprar las últimas botellas de agua que quedaban en las tiendas del barrio para poder cocinar y al menos asearnos un poco», se quejó un vecino.

«No es justo que en medio de esta pandemia nos corten el agua. Durante toda la cuarentena, mi familia y yo hemos hecho el esfuerzo de no estar en medio de multitudes, pero ahora no nos queda de otra que empujarnos para tener un poco de agua en mi depósito», dijo otro poblador.

Por su parte, algunos municipios distritales intentaron paliar la situación enviando agua no potable a las zonas afectadas para los servicios higiénicos, pero la ayuda es insuficiente porque al menos el 35% de la ciudad resultó perjudicado con el corte del servicio.

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