Cientos de comerciantes ya no tienen ingresos para invertir en sus puestos.Cientos de comerciantes ya no tienen ingresos para invertir en sus puestos.

Cercado. La economía de los 380 centros comerciales en la ciudad se enfrenta a un escenario de incertidumbre debido a que no podrán reabrir sus puertas al público por un tiempo indeterminado. Esto tras la publicación de la norma que permite el reinicio de sus actividades, pero con la excepción de las regiones que albergan mayor cantidad de casos de COVID-19, entre ellas Arequipa.

Esta decisión dejó sorprendido a más de un comerciante de dichos establecimientos, puesto que en su mensaje del 15 de junio el presidente Martín Vizcarra anunció la reanudación de sus actividades y los vendedores iniciaron la implementación de los protocolos sanitarios, aseguró Heber Peñaloza, representante de la Cámara de Asociaciones de Centros Comerciales de Arequipa (Cadac).

Es el caso de La Barraca, ubicada en el Cercado, que no solo fue afectada por los tres meses de paralización a causa del estado de emergencia, sino también por el cierre temporal debido a los trabajos realizados en la calle San Juan de Dios. Las pérdidas de los 265 puestos son cuantiosas y superan los 2 millones de soles.

Empero, lo más preocupante es el perjuicio al capital humano, ya que se han perdido cientos de puestos de trabajo y no serán recuperados durante varios meses ya que, debido al distanciamiento social y la reducción del aforo al 50 %, los dueños no podrán hacer más contrataciones.

Carlos Cánepa, gerente general de La Barraca, informó que para enfrentar este desafío han decidido reinventar su oferta comercial y cambiar de giro a algunos de sus pasadizos. Por ejemplo, a partir de julio ofrecerán alimentos frescos como verduras y frutas, pero también abarrotes. Mientras que otros estarán enfocados a la venta de productos de limpieza y todos los implementos de bioseguridad necesarios para hacer frente a la pandemia. Asimismo, ofrecerán sus productos a través de una plataforma digital.

Sin embargo, no todas las galerías de la ciudad tienen esta oportunidad. Los comercios aledaños a La Barraca aún no pueden retomar sus actividades y los daños son cada vez mayores.

Liz Apaza, delegada de la segunda cuadra de la calle San Juan de Dios, señaló que las consecuencias de la pandemia son devastadoras, puesto que han perdido todo su capital para abastecerse de nueva mercadería en los siguientes meses y la mayoría de sus compañeros han tenido que emplearse en otras labores o vender sus productos de manera ambulatoria a fin de amortiguar un poco las pérdidas y generar algo de ingresos para sus familias.

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