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“El problema del Perú no es la informalidad, es la formalidad”

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El presidente de la Asociación de Contribuyentes cuestiona un sistema que excluye al pequeño empresario y plantea reformas tributarias, laborales y emocionales para integrar al “Perú real” a la economía formal

El economista José Ignacio Beteta afirmó que el principal obstáculo para reducir la informalidad en el país no es el pequeño empresario, sino un sistema de formalidad diseñado sin considerar su realidad. A través de un análisis crítico, sostuvo que durante décadas el Estado ha responsabilizado al emprendedor por no ingresar al sistema, cuando en realidad este ofrece una formalidad precaria, costosa y poco atractiva.

Beteta explicó que obligar a formalizarse bajo reglas injustas no convierte al informal en un “mal ciudadano”, sino que refleja una reacción racional frente a un Estado que sanciona más de lo que acompaña. Además, cuestionó el discurso de ciertos sectores empresariales y académicos que estigmatizan al informal, profundizando la brecha social entre la capital y las regiones, lo urbano y lo rural.

El autor remarcó que la informalidad disminuirá solo cuando la formalidad resulte lógica, rentable y sencilla. En ese marco, propuso instaurar un solo impuesto, similar al modelo de Estonia, mediante un “monotributo” o un sistema gradual y claro que reduzca la ansiedad del contribuyente y elimine la sensación de abuso. Según indicó, un esquema simple beneficia al ciudadano y reduce la carga burocrática.

En el ámbito laboral, planteó crear un régimen flexible para pequeñas empresas que fomente el empleo formal y relaciones laborales honestas. Sugirió beneficios laborales reducidos y aportes previsionales proporcionales, así como un aporte fijo menor a EsSalud para empresas con menos de 100 trabajadores, con el objetivo de alinear la normativa a la realidad empresarial peruana.

Beteta también planteó fortalecer los incentivos a la formalidad mediante créditos tributarios, deducciones claras, devoluciones de IGV y acceso a crédito barato. A su juicio, estas medidas generan confianza, refuerzan la sensación de justicia y promueven la integración económica. En esa línea, pidió una SUNAT que oriente y acompañe al contribuyente, eliminando la multa automática y priorizando la asistencia antes que la sanción.

Finalmente, sostuvo que transformar la formalidad no solo implica una reforma económica, sino también social y emocional. Aseguró que un Estado aliado, con trámites simples e incentivos reales, puede integrar a millones de peruanos que hoy producen en la informalidad, generar crecimiento económico, dignificar el trabajo y fortalecer la unidad y la confianza en el país.

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