Conductores de transporte público han comenzado a blindar sus buses con planchas metálicas en reemplazo de ventanas de vidrio, según se observa en unidades que circulan en rutas como la de Ancón a Villa El Salvador.
Esta medida, adoptada de manera particular por los choferes, responde al temor de ser víctimas de ataques con armas de fuego o represalias por parte de extorsionadores, un riesgo que se hizo evidente en incidentes previos como el ataque a la empresa San Germán.
Los conductores, quienes en su mayoría son padres de familia que buscan un sustento, toman estas precauciones porque manifiestan una sensación de desprotección por parte de las autoridades, lo que los lleva a asumir su propia seguridad.
La efectividad de los blindajes caseros es objeto de debate, ya que no se sabe con certeza cuánta protección ofrecen contra un ataque frontal.
Además, no está claro si estas modificaciones serán permitidas por las regulaciones de transporte público o si eventualmente las empresas tendrán que retirar los implementos añadidos a las unidades.

