El penal de Challapalca, considerado de máxima seguridad y ubicado en la frontera entre Tacna y Puno, enfrenta una grave omisión en su infraestructura: no cuenta con bloqueadores de llamadas. A más de 4,000 metros sobre el nivel del mar, este recinto, que debería ser el más controlado del país, se ha convertido en un espacio desde donde los reclusos pueden comunicarse libremente, coordinando incluso actividades delictivas. Este problema, según las autoridades, se repite en más de la mitad de los penales del Perú.
De acuerdo con el exjefe del INPE, Wilfredo Pedraza, la falta de estos sistemas responde a un error de origen. “Challapalca nunca tuvo bloqueador porque en teoría no había teléfonos. Las administraciones posteriores debieron ampliar esos servicios mediante licitaciones, pero no se hizo por falta de presupuesto”, explicó. Actualmente, solo 30 de los 69 penales del país cuentan con bloqueadores de señal, y muchos de ellos no funcionan al 100 %.
La consecuencia es directa: las extorsiones desde prisión siguen en aumento. Un caso reciente involucra a los hermanos Barbarán, estilistas que recibieron una llamada extorsiva desde el propio penal de Challapalca. “Nos pidieron 2,000 soles desde la cárcel, es una locura”, denunció uno de ellos, reflejando la impunidad con la que operan algunos internos.
El Frente de Defensa de Tacna expresó su indignación ante esta situación. “Ese penal está catalogado como de máxima seguridad, pero hemos visto antenas satelitales y señales de internet usadas por los internos. ¿Qué seguridad puede haber?”, cuestionó su vocero, Yuri Reinoso. Mientras tanto, el presidente José Jerí volvió a participar en una requisa en el penal Sarita Colonia, donde se incautaron celulares ilegales.

