El Congreso de El Salvador aprobó una reforma que permite la reelección presidencial indefinida de Nayib Bukele, extendiendo además el mandato de 5 a 6 años y eliminando la segunda vuelta electoral. Estas medidas han sido comparadas con mecanismos usados por regímenes autoritarios como los de Chávez o Putin.
Aunque Bukele mantiene altos niveles de aprobación por reducir la criminalidad, expertos alertan que las reformas erosionan los controles democráticos.
El mandatario ha defendido su estrategia de seguridad, que incluye masivas detenciones sin juicio y la construcción del megapenal conocido como el Cecot.
Pese a denuncias de torturas y arrestos arbitrarios, muchos salvadoreños apoyan estas medidas tras décadas de violencia pandilleril. Analistas cuestionan si el modelo es sostenible y advierten sobre riesgos de consolidar un régimen autocrático bajo pretexto de eficacia.