Las economías ilegales en el Perú, como la minería ilegal y el narcotráfico, han crecido en unas siete veces en estos últimos 10 años. Se estimaba que en el 2023 solo la minería ilegal alcanzó ganancias por más de 4 mil 800 millones de dólares.
El panorama empeoró en el año 2024, pues, conforme lo publica la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico, esta actividad generó ganancias que alcanzan los 6 mil 840 millones de dólares.
El abogado del Estudio Vox Populi, considera que una pequeña parte de ese dinero tranquilamente podría financiar las 10 plantas de tratamiento que necesita Puno, para aliviar la contaminación del lago Titicaca, megaproyecto valorizado en casi 900 millones de soles.
“Las ganancias de la minería ilegal, también podrían financiar sin mayor problema, megaproyectos como la autopista Arequipa – Puno – Desaguadero, cuyo valor aproximado sería de 455 millones de dólares y si nos ponemos a hacer más cálculos tal vez podríamos brindarle agua potable a esos más de 3 millones de peruanos que no tienen acceso”, sostuvo.
POLÍTICA ADVERSA
La economista del Instituto Peruano de Economía (IPE), Stephani Maita, sostiene que el Estado no tiene una política clara para combatir a las economías ilegales, ya que, desde el año 2019 hasta la fecha, el presupuesto para combatir la minería ilegal y el narcotráfico se redujo en 21%. “Un efecto inverso, pues mientras las ganancias ilegales crecen, la estrategia del Estado para hacerle frente se debilita”, enfatiza.
44% DEL ORO, PUNEÑO
En el caso de Puno la minería ilegal sigue siendo una amenaza persistente, pues el 44% del oro exportado desde Perú según estimaciones del IPE, tiene como procedencia la región altiplánica.
Esta economía clandestina no solo desvía recursos financieros que podrían destinarse al desarrollo regional, sino que también genera severos impactos ambientales y sociales, como deforestación, contaminación por mercurio y fortalecimiento de redes criminales.
En los últimos cinco años, la minería ilegal ha contribuido a la deforestación de más de 50,000 hectáreas en la selva peruana, muchas de ellas en áreas protegidas de Puno y Madre de Dios.
UNA VIL ACTIVIDAD
Las economías ilegales, traen consigo beneficios para sus autores, pero vienen acompañadas de abuso laboral, trata de personas, depredación ambiental, delincuencia, lavado de activos y otros delitos; lo peor de todo ello es que actúan ante una mirada pasiva y negligente del Estado.