La fiscalía francesa ha solicitado una pena de 20 años de prisión para Dominique Pelicot, acusado de drogar y violar a su exmujer Gisèle durante casi una década. El caso que ha captado la atención internacional está llegando a su fase final, con el pedido de penas para los 51 acusados, tras 11 semanas de juicio en Aviñón, Francia.
La fiscalía calificó los crímenes de «abyectos» y argumentó que, aunque la pena máxima solicitada es significativa, es «demasiado poco teniendo en cuenta la gravedad de los actos cometidos y repetidos«. La sentencia final está prevista para el 20 de diciembre.
Dominique Pelicot, de 71 años, es acusado de drogar a su esposa Gisèle, también de 71, administrándole medicamentos para dormirla y posteriormente violarla junto a desconocidos en su hogar entre 2011 y 2020.
Gisèle, madre de tres hijos, se ha convertido en un símbolo de la lucha feminista, tras haber sido víctima de los abusos durante su matrimonio de casi 50 años. El juicio ha sido ampliamente cubierto por los medios, con la presencia de 138 periodistas, 57 de ellos internacionales.
En su defensa, Pelicot ha reconocido los hechos y ha intentado desvincularse de los otros acusados, muchos de los cuales alegaron haber participado en un «juego sexual libertino«, sin conocimiento de que Gisèle no daba su consentimiento.
Sin embargo, la fiscal Laure Chabaud destacó que «en 2024, ya no se puede decir: ‘Ella no dijo nada. Estaba de acuerdo’. Es algo de otra época«. La fiscal también argumentó que los acusados «no podían ignorar la ausencia de consentimiento«.El pedido de la Fiscalía francesa se da en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Foto: AFP.
El juicio, que coincide con el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, ha sido visto como un evento clave en la lucha contra la violencia de género. «Este juicio marcará un antes y un después«, dijo el primer ministro francés, Michel Barnier, quien también anunció que el sistema de salud pública reembolsará kits para detectar casos de sumisión química, una medida que podría prevenir futuros casos similares.
Gisèle, quien ha sido aclamada por su valentía, declaró estar «muy emocionada» al llegar al tribunal. Por su parte, Antoine Camus, abogado de la víctima, destacó que este caso ha sido crucial para cambiar la narrativa sobre la vergüenza asociada a estos crímenes, que deben recaer sobre los perpetradores y no sobre las víctimas.