La imagen del Cristo de Pachacamilla, también llamada el ‘Señor de los temblores’, recorre las principales avenidas de diferentes ciudades del Perú durante el mes morado, acompañado por el fervor de sus devotos.
La procesión declarada como Patrimonio Cultural de la Nación por el Ministerio de Cultura, es una de las más significativas del catolicismo en el país y se replica en ciudades del mundo con comunidades peruanas.
¿Cuándo pesa el anda del Señor de los Milagros?
El peso del anda que transporta la imagen es considerable. Según un estudio de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), liderado por la física María Elena López, el anda pesa entre 900 y 990 kilos. Este peso se distribuye entre 32 cargadores, quienes deben equilibrar la estructura para evitar que caiga durante el recorrido.
En ese sentido, la investigadora explicó que, si el anda pesa 900 kilos, cada cargador soporta aproximadamente 25 kilos y un cuarto, mientras que si pesa 990 kilos, cada uno lleva cerca de 30 kilos, lo que un peso significativo considerando la distancia que recorre el Cristo Moreno en las calles del Cercado de Lima.
¿Dónde está el anda más grande del mundo?
Para sorpresa de muchos, el anda del ‘Cristo Moreno’, que recorre las calles del centro de Lima, no es ni la más grande ni la más pesada. Según el mayordomo general de la Hermandad del Señor de los Milagros en la “Ciudad Blanca” de Arequipa, la más grande del mundo se encuentra en el sur del Perú.
“Es la más grande de todas las hermandades del mundo, incluso más que la de Lima”, declaró. El anda del Señor de los Milagros de Arequipa mide dos metros por cada lado y pesa casi dos toneladas, siendo cargada por entre 42 y 50 personas.
En ese sentido, el peso del anda podría incrementarse si se añaden flores durante la procesión, lo que hace que cada cargador lleve entre 50 y 70 kilos sobre sus hombros. Además, la sagrada imagen, que data de 1950, pasa por procesos de mantenimiento antes y después de los recorridos.
La devoción al Señor de los Milagros es un fenómeno que trasciende fronteras, reflejando la profunda fe y tradición de los peruanos. Este evento no solo es un acto de fe, sino también una expresión cultural que une a miles de personas en torno a una figura que simboliza esperanza y unidad.