Hace cuatro años, el entonces alcalde provincial de Sandia (Puno), Adán Málaga Carcasi, tenía un discurso anticocalero, y tras declarar en diversos medios sobre la proliferación de cultivos de hoja se coca en la selva sandina, advertía que esta parte del país podría convertirse en un enclave cocalero.
En abril de 2019, la autoridad municipal arribó a la capital para dar entrevistas a medios capitalinos, entre ellos América televisión, Radio Exitosa y Radio Programas del Perú, en donde aplicaría la frase «No queremos ser el próximo VRAEM».
Las aseveraciones eran afianzadas por su pedido al gobierno de Martin Vizcarra, para la construcción de la carretera asfaltada de doble carril desde Cuyo Cuyo hasta Sandia, ya que la delgada vía restringe el tránsito vehicular y provoca accidentes fatales.
Si bien, no lo pedía textualmente, tácitamente demandaba las erradicaciones forzadas de cultivos de la hoja milenaria, y la presencia del Ejército Peruano.
Por sus palabras en Lima, algunos productores y autoridades ronderiles de Putina Punco, lo declararon persona non grata.
Ahora, su posición ha cambiado, quizás porque estamos dentro de un proceso eleccionario donde se vocea su participación en los comicios de 2026.
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