Andrés Hurtado, conocido presentador de televisión, ha restringido sus visitas en el penal de Lurigancho exclusivamente a Dámaris Moreno, una venezolana que llegó al Perú como refugiada en 2021.
Dámaris ha asegurado que su rol es únicamente profesional, visitando a Hurtado para llevarle medicamentos y otros insumos. Según sus propias palabras, «él confía en mí y por eso me encargo de sus medicinas». No obstante, investigaciones periodísticas han revelado que ella podría ser mucho más que una simple empleada.
Programas de televisión como «Beto a Saber» han señalado que Dámaris sería la persona de mayor confianza de Hurtado, con conocimiento de sus negocios y actividades más allá de su encarcelamiento. Estas versiones apuntan a que ella estaría ejecutando varias de las órdenes que Hurtado daría desde prisión, lo que explicaría las largas visitas que mantiene con él en el penal.
La relación entre Hurtado y Moreno ha generado especulaciones, no solo por la exclusividad de las visitas, sino también por las implicaciones que podría tener en los asuntos judiciales del conductor. Durante sus visitas, Dámaris ha permanecido por varias horas en el penal, lo que ha levantado aún más sospechas sobre su verdadera función dentro del círculo de Hurtado.
Este caso ha cobrado relevancia en los medios, donde se discute si Dámaris Moreno es realmente solo una asistente que cumple con responsabilidades laborales o si juega un papel más estratégico en los asuntos personales y profesionales de Andrés Hurtado. Hasta ahora, ella ha negado cualquier vínculo más allá de lo laboral, pero la constante atención mediática y los rumores ponen en duda sus declaraciones.
“(¿Vienes a visitar a Andrés Hurtado?) Sí, viene a traerle su pastilla (Trabajaste en su producción?) No, soy su empleada”, dijo.
No solo eso, al ser consultada sobre el estado de salud del popular Chibolín, la extranjera respondió: “Está un poco mal, está en una oficina de salud psiquiátrica”.