En el Perú el comercio clandestino de material explosivo se valoriza en casi 120 millones de dólares.
El pasado 14 de agosto de este año la policía fiscal incautó en el distrito de Cabanillas – Puno, mechas para explosivos que iban a ser destinados a las actividades de minería ilegal, intervinieron a José Angelito Arias Abarca (61), Percy Umasi Ríos (47) e Isabel Pacori Yana (48), quienes transportaban en un vehículo, pacas de avena en cuyo interior ocultaban mechas de seguridad Riofuse Pv Aya Maxam-Fabexa- Sam, destinada para uso de explosivos, sin documentos que acrediten su legalidad.
Este hecho es solo parte de un serio problema que se presenta en la región Puno, pues según información del colectivo País Seguro, el 60% de los explosivos empleados en la minería de socavón proviene del comercio clandestino.
Según se ha estimado el valor de esta mercancía bordea los 120 millones de dólares americanos. Esta alarmante situación se agrava en zonas como La Rinconada y Ananea, donde la explotación aurífera ilegal y informal es predominante.
El uso no regulado de explosivos no solo pone en riesgo la vida de los mineros, quienes muchas veces trabajan en condiciones precarias, sino que también genera graves impactos ambientales. Las detonaciones incontroladas destruyen ecosistemas frágiles y contaminan el suelo y el agua, afectando a las poblaciones cercanas.
A nivel nacional, esta problemática ha sido vinculada con enfrentamientos violentos en regiones mineras, y Puno no es la excepción. Las disputas por el control de estas actividades ilegales han resultado en víctimas mortales, y la creciente demanda de explosivos ha alimentado un mercado negro que evade los controles de la Superintendencia Nacional de Control de Servicios de Seguridad, Armas, Municiones y Explosivos de Uso Civil (Sucamec).
La ruta de los explosivos ilegales en Puno
A pesar de que los pequeños mineros y los mineros artesanales inscritos en el Registro Integral de Formalización Minera (Reinfo) pueden acceder a la compra de explosivos de manera legal, se ha detectado que algunos de estos insumos se desvían hacia la minería ilegal. Este fenómeno es particularmente preocupante en Puno, donde se ha detectado que por la frontera con Bolivia se facilita el contrabando de explosivos, en zonas cercanas a Desaguadero, Huancané y el largo de la franja fronteriza.
Fiscalización insuficiente y economías ilegales poderosas
Según autoridades locales y nacionales, es urgente intensificar los operativos para confiscar explosivos ilegales y fortalecer la fiscalización en la compra de estos insumos. Sin embargo, el poder de las economías ilegales, alimentadas por la corrupción y la falta de liderazgo de las autoridades regionales, sigue creciendo.