El 59% de Brasil se ha visto afectado por la peor sequía en el país en más de siete décadas, con una serie de incendios provocados que se han salido de control, devastando áreas protegidas y generando humo que afecta la calidad del aire de las ciudades.
Esta semana, la ciudad de São Paulo registró el segundo aire más contaminado del mundo, de acuerdo a la compañía de monitoreo del aire IQAir. Desde el inicio de 2024 hasta el 8 de septiembre, Brasil ha registrado casi 160.000 incendios, la mayoría de ellos provocados para despejar terrenos agrícolas o como parte del proceso de deforestación.
Propagación incendios
Los incendios se extienden en América Latina desde los bosques secos hasta la selva amazónica. Varios factores contribuyen a que el fuego se propague con mayor rapidez: periodos de sequía, fenómenos como el Niño o la Niña, cambio climático y, sobre todo, las políticas públicas de los gobiernos que impulsan las industrias extractivistas y la deforestación.
Los incendios han cambiado los “ríos voladores” que llevaban la lluvia de la Amazonía a otras zonas del país y del continente en corredores de humo.
Gran parte de los incendios son provocados y se producen en territorios ancestrales de pueblos indígenas.
En el caso del incendio de Mato Grosso, el fuego afectó a 41 de 86 tierras indígenas donde se concentran los biomas de la Amazonía, el Cerrado y el Pantanal. Las afectaciones a los animales se podría estimar en los registros de incendios forestales de 2020 en el humedal en 39.030 kilómetros. Se calcula que 17 millones de animales murieron por el fuego, entre ellos lagartos, aves y primates según un estudio de la revista Nature Scientific Reports. Las áreas afectadas podrían tardar hasta 100 años en recuperarse según los expertos, y en algunos sitios las pérdidas ya son irreversibles.
La calidad del aire también se deteriora significativamente para todos los seres vivos. Al mismo tiempo, se reporta una disminución de agua en los caudales de los ríos como en la cuenca Amazónica, la más grave en 121 años. Es hora de que los gobiernos enfrenten una realidad que creían lejana. La crisis climática está aquí ¿La superamos o nos extinguimos?
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advierte que cuando los árboles y otras plantas se queman, el carbono que han almacenado durante años de crecimiento se libera rápidamente como gases. Contribuyen así al calentamiento global. Los incendios forestales globales emiten aproximadamente una quinta parte de las emisiones anuales de carbono de origen humano.
Damos un breve repaso por la situación que enfrentan varios países en la región:
Ecuador
El miércoles 4 de septiembre, se registraron incendios en Nayón, Pifo, Chilibulo y la Merced. Caía ceniza y el humo abundante afectaba la visibilidad. En el cielo, el sol se divisaba anaranjado. Durante los siguientes días, equipos técnicos del Municipio de Quito socorrieron a personas y animales de compañía. De enero a septiembre, el cuerpo de Bomberos de Quito atendió 325 incendios forestales.
El 7 de septiembre, 12 incendios se registraron también en siete provincias de la sierra ecuatoriana que afectan los páramos, ecosistemas frágiles, hogar de especies endémicas. En Loja, el fuego arrasó con casi 10.000 hectáreas donde se reportan 6,010 animales muertos y 488 animales afectados .
Hasta el 9 de septiembre de 2024, el país perdió cerca de 30.000 hectáreas de vegetación debido a los incendios, según el informe de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos. A ello se suma la advertencia de niveles altos de radiación ultravioleta por parte del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (INAMHI).
El gobierno de Daniel Noboa redujo en un 60% el presupuesto para la gestión de riesgos, USD $19 millones de dólares. Este viernes 13 de septiembre, Noboa vetó la Ley de Prevención y Defensa contra incendios y emitió el Decreto Ejecutivo 391 para adoptar acciones urgentes frente a los incendios forestales intenta solventar el impacto de las acciones gubernamentales.
Colombia
17 incendios forestales activos que han afectado miles de hectáreas en los departamentos de Tolima (centro-oeste), Cauca (suroeste), Huila (suroeste) y Boyacá (centro-este )informó la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres. En el municipio de Leticia, región amazónica se registran apenas 18 centímetros por lo que, las comunidades reciben asistencia por falta de agua.
En Bogotá, el lunes 9 de septiembre se reportaron siete incendios de cobertura vegetal. El alcalde mayor, Carlos Fernando Galán, informó que ante la escasez de agua en la capital es posible que se realice un incremento en las facturas de agua y que de continuar la crisis por la ausencia de lluvias se intensificarán los racionamientos de agua implementados en 2024.
Bolivia
Bolivia ha sido declarada en “situación de desastre” porque presenta más de 3.000 focos de incendios. En algunos lugares, la contaminación del aire es incompatible con la vida humana. La pérdida es de 4 millones de hectáreas de bosques.
El Gobierno de Luis Arce mediante el decreto supremo Nº 5219, el presidente del país declaró Emergencia Nacional por incendios forestales y suspendió por tiempo indefinido las llamadas “normas incendiarias” que permiten “quemas controladas” en las propiedades agrícolas y forestales. Declaró así “pausa ecológica”, una medida que le permite poner en suspenso temporal la legislación ordinaria que regula el manejo de la tierra y los bosques.
El 9 de septiembre, Arce a través de un tuit informaba: “Hasta el momento desplegamos más de 3 mil bomberos forestales en los puntos de incendio”. Hasta Bolivia han llegado 60 bomberos brasileños, y ayuda internacional desde Chile, Venezuela y Francia.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió un comunicado donde señala que Bolivia está enfrentando una emergencia climática y ambiental provocada por la extrema sequía, récords históricos de temperatura que superan los 40o C e incendios forestales que están afectando profundamente el ecosistema y la salud humana.
Paraguay
El 12 de septiembre, Asunción estuvo cubierta por una gran nube naranja debido a la contaminación por los incendios forestales en los dos bosques más grandes de América del Sur: el Gran Chaco y la Amazonía.
El Gran Chaco paraguayo es el hogar de los pueblos en aislamiento voluntario. Un incendio que inició el 2 de septiembre en Chovoreca y se mantuvo 11 días, arrasó con 190.000 hectáreas en la zona fronteriza con Bolivia y Brasil. El gobierno declaró una alerta epidemiológica por la mala calidad del aire.
Paraguay recibió el apoyo de un avión hidrante procedente de Uruguay que se sumó a las labores de cuatro vehículos cisterna, cada uno con 10.000 litros de agua.
La Amazonía arde
En 2024, más de 50.000 incendios han devastado la Amazonía al tiempo que la cuenca del Amazonas enfrenta la peor sequía en 121 años. Según los expertos, con el aumento de los incendios en las últimas semanas, los llamados “ríos voladores” que transportan la humedad de la selva amazónica a otras regiones del continente, se han transformado en un inmenso flujo de humo que puede verse incluso desde el espacio.
Perú
En la provincia de Bongará, comunidad de Corosha, los incendios han destruido más de 400 hectáreas de bosques y pastizales, poniendo en peligro ecosistemas y especies únicas de la zona. El oso andino y el mono de cola amarilla, han perdido parte de su hábitat natural y los expertos advierten que las pérdidas ecológicas podrían ser irreversibles. Los incendios llevan más de siete días activos y arrasaron con dos sitios arqueológicos.
Un reporte de incendios en 2023 reveló que el 70% de los incendios forestales ocurrieron en la Amazonía, y que 87 comunidades indígenas fueron afectadas, de acuerdo a información entregada por el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) a la iniciativa Unidos por los Bosques de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS Perú).
¿Por qué arden los bosques en América Latina?
Por la grave deforestación acentuada por la intensificación de la minería, industria hidrocarburífera, ganadera y agrícola que cambia el uso de suelo. Un ejemplo de ello, Brasil es el principal exportador de carne de vaca del mundo (responsable del 20% de las exportaciones mundiales).
La tala de árboles altera los ciclos hídricos naturales, se reducen las lluvias, suben las temperaturas y los terrenos se mantienen más secos.
Las amenazas para los bosques se agravan cuando las empresas encuentran incentivos rentables para sus actividades. Durante el gobierno de Bolsonaro se incentivó una agresiva expansión de la industria en la selva amazónica al mismo tiempo que permitió el relajamiento de las políticas medioambientales.