En el escenario internacional de los Juegos Olímpicos de París 2024, al menos 40 atletas han resultado positivos para COVID-19, un recordatorio sombrío de que el virus sigue entre nosotros y no respeta ni tiempo ni espacio.
Este suceso ha resurgido en un momento donde, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los casos globales de coronavirus han visto un aumento del 10%, con un pico particular del 20% en Europa durante el verano.
Contrario a otros virus respiratorios que tienden a ser estacionales, la COVID-19 ha demostrado una capacidad significativa de propagarse sin importar las condiciones climáticas.
Este factor ha sido evidenciado no solo en las calles de París, sino a través de variaciones regionales que han impactado directamente en las tasas de hospitalización y mortalidad.
Maria Van Kerkhove, directora de Prevención y Preparación para Epidemias y Pandemias de la OMS, enfatizó la importancia de mantener la vigilancia, ya que «cuanto más circula el virus, más aumentan las probabilidades de mutaciones severas».