Desde hace dos semanas hemos publicado denuncias y hechos que son de interés público, referentes al obispo de la Prelatura de Juli, Ciro Quispe López. Una extrabajadora acusó que los aposentos de la casa parroquial serían epicentro de actos lujuriosos.
Antes que publiquemos la primera noticia, acudimos a esa ciudad para conocer la versión de monseñor Ciro Quispe López, a quien semanas antes le alcanzamos -por whatsapp-, otras imputaciones en su contra que circulaban con estupor en las redes sociales. Tenemos pruebas de que fuimos a buscarlo, y tras el primer reportaje, lo contactamos a través del celular de una tercera persona, y tampoco se pronunció, alegando que el caso estaba en investigación.
LA PRIMERA CARTA
El 11 de julio el abogado Jhon Edgard Alcos Rodríguez, nos dirigió una carta notarial imprecisa, en primera persona “… El famoso “Diario Sin Fronteras” difundió una nota informativa y elaboró una portada con la figura de mi persona y con una tremenda acusación infundada”. Y, prosigue “… requiero a su despacho y a quien corresponda cumpla con CORR Sin más reiteraciones y por medio de este conducto formal…”. Hemos ignorado esa carta por las falencias de fondo y de forma.
UNA SEGUNDA CARTA
No obstante, el último 31 de julio, el mismo letrado nos remitió otra carta, a nombre del obispo de Juli, Ciro Quispe López, conminándonos. “Les pido y exijo un plazo no mayor de 24 horas. Sin más reiteraciones y por medio de este conducto formal… las disculpas del Diario Sin Fronteras, desde la portada y en dos páginas, para que, de ese modo, ustedes repongan mi imagen personal…”
Los reportajes que incomodan al religioso fueron citados por el letrado: “¿Obispo Lujurioso?”, “Obispo rehúye a aclarar escándalo”, “¿El obispo de Juli en su laberinto pretende salvarse solo con una foto?”, “¿Al nuncio de la santa sede envían memorial contra el obispo de Juli, Ciro Quispe?”, “¿Investigan a obispo de Juli. Visitante escarba la verdad?”, “¿No estaba perdido?”.
LE CONTESTAMOS
Primero, hemos de precisar que el poder con el cual Jhon Alcos dice representar al obispo solo es para “iniciar” y “continuar” procesos ante el Poder Judicial, Ministerio Público y autoridades estatales. A pesar que no tendría facultad específica para intimidarnos con tales cartas, vamos a responderle, a él y su patrocinado.
El letrado parece ignorar que el Tribunal Constitucional en reiteradas sentencias ha establecido que: “la verdad de la información no es sinónimo de exactitud en la difusión del hecho noticioso. Exige solamente que los hechos difundidos por el comunicador se adecúen a la verdad en aspectos más relevantes”.
Asimismo, la Ley 26847, en sus artículos 5 y 6 prescribe que podrá ser rechazada la rectificación cuando: “Se refiera a una tercera persona sin causa justificada” y cualquier pedido de rectificación “debe limitarse a los HECHOS mencionados en la información difundida y en ningún caso puede comprender juicios de valor u opiniones”. Nos allanamos a estas consideraciones.
REHUYE ENTREVISTAS
En principio, debemos precisar que mucho antes que se aborde la información en redes sociales ya se había informado de los mismos hechos materia de publicación. Sin Fronteras, muy por el contrario, fue diligente y veraz en su labor periodística y fue a buscar al obispo y a varias fuentes periodísticas directas, del entorno del religioso que, incluso continúan laborando con él. Los periodistas no podemos revelar quiénes son.
OCULTA LA VERDAD
Es más, después de difundida la información, el domingo 14 de julio, el propio obispo Ciro Quispe nos ofreció corroborar las imágenes con el interior de las habitaciones de la casa de la parroquia en Juli. Empero, cuando encontramos similares ángulos fotografiados a imágenes difundidas en las redes sociales, se negó a que le tomemos fotografías y nos despidió de esos aposentos, alegando que su abogado le prohibió que registre imágenes o que lo entreviste; sobre esto hay un testigo.
MUY IMPORTANTE
La ley no prescribe la rectificación cuya base de la información sean terceras personas. Más aún si vienen del propio entorno del religioso y describen con lujo de detalles tales acusaciones.
Alcos Rodríguez no precisa qué hecho es falso. El Tribunal Constitucional en varias sentencias ha establecido que: “la rectificación a la par debe contribuir a una correcta información de la opinión pública. (…). No se trata de generar confusión”.
En ese contexto, en dichas publicaciones no se hace ninguna aseveración y muy por el contrario se apela al verbo condicional. En el titular “¿Obispo lujurioso?”, se formula una interrogante.
¿Son falsos los audios en los cuales llama afectuosamente a una mujer? No, es su voz; ¿Es falsa la foto donde enviando un presunto beso vía WhatsApp? No; las imágenes corresponden a las instalaciones del Obispado. Salvo una foto donde se ve un preservativo y su envoltura, así como colillas de cigarro.
¡NO REDUNDE!
Ayer en su sermón por el 67° aniversario de la Prelatura de Juli, el obispo en cuestión se refería al perdón, como el don de Cristo. “Al político, le tiran una piedra, lo acusan: sale a defenderse, y tira más piedra más barro, en cambio como sacerdote no podemos hacer eso…”.
Acentuamos sus palabras, porque son contradictoras, ya que estas mismas cartas temerarias han sido enviadas por su abogado a la mujer que acusó sus conductas impropias, con detalles verosímiles.
¿EMBARGADO DE IRA?
Quien redacta este informe puede dar fe ante Dios, que el día que me reuní con monseñor Ciro Quispe, en la Casa de Retiro de Chucuito (sábado 13 de julio), escuché de sus labios una inusitada sed de venganza hacia su exempleada, de quien dijo: “La están usando, pero ¿qué voy a hacer? Tendré que destruirla”; y refiriéndose al empresario que alquiló esas instalaciones, cuya esposa acusó al obispo por el Facebook, que los había supuestamente estafado, aseveró que «lamentablemente lo meteré a la cárcel».
A este humilde redactor, trató de menoscabarlo, profiriendo su poder y alegando que ya antes tuvo piedad de mí y que esta vez no la tendría.
Sin Fronteras y la feligresía no le pide clemencia, sino coadyuvar a conocer la verdad, sin intrigas ni amenazas.
Esta por demás recordarle al prelado que la ira es un pecado capital.