Fábricas peruanas abandonadas, símbolos de una industria textil que alguna vez fue próspera. Este fenómeno no es exclusivo del sector textil, sino que se extiende a muchas otras industrias en el Perú. La desindustrialización es un problema grave que requiere atención urgente.
¿Qué causó esta decadencia industrial?
Varios factores han contribuido, incluyendo la falta de políticas gubernamentales para apoyar a la industria nacional, la competencia de importaciones más baratas, y la falta de inversión en innovación y modernización tecnológica. Muchas empresas peruanas no han podido mantenerse al día con las tendencias globales y han quedado rezagadas.
Las consecuencias son profundas. Miles de trabajadores han perdido sus empleos a medida que las fábricas cierran. Comunidades enteras que alguna vez prosperaron gracias a estas industrias ahora luchan por sobrevivir. Y el Perú está perdiendo capacidades productivas valiosas que podrían ser motores de desarrollo económico.
No todo está perdido. Con las políticas y apoyos adecuados, la industria peruana podría revitalizarse. Esto requerirá un esfuerzo concertado del gobierno, la academia y el sector privado. Algunas claves:
Invertir en ciencia, tecnología e innovación. El Perú necesita más que nunca desarrollar nuevas tecnologías y modernizar sus industrias. Programas gubernamentales robustos de I+D+i, vínculo más fuertes entre universidades y empresas, e incentivos para la innovación empresarial podrían marcar una gran diferencia.
Apoyar a las startups y emprendedores. Las nuevas empresas innovadoras pueden inyectar dinamismo a la economía. Necesitamos cultivar un ecosistema emprendedor vibrante, con incubadoras, aceleradoras, financiamiento de riesgo y otros apoyos.
Promover la sostenibilidad. La industria del futuro debe ser sostenible. Políticas que incentiven tecnologías limpias, eficiencia energética y economía circular ayudarán a las empresas peruanas a ser más competitivas y resilientes.
Desarrollar habilidades para la economía del conocimiento. Para prosperar en el siglo XXI, el Perú necesita una fuerza laboral con fuertes capacidades en áreas como STEM, pensamiento crítico y creatividad. Esto requerirá reformas educativas e inversiones en capacitación.
No podemos permitirnos la inacción. Cada fábrica abandonada representa oportunidades perdidas y sueños rotos. Pero con visión, determinación y trabajo duro, podemos escribir un nuevo capítulo para la industria peruana – uno de innovación, cooperatividad global y prosperidad compartida. El momento de actuar es ahora.
Esta semana debo mandarle un fuerte abrazo a mi hermano Misael y a toda la comunidad Awajun de Loreto. Debo confirmarles que pronto estaré por allá para cumplir mi palabra y ayudarlos con su proyecto de innovación YUMI: Piña deshidratada Awajún. Porque como dice el buen Scrappy:” LA PALABRA VALE ORO, LA PALABRA SE CUMPLE”.
Además, debo agradecer también a Pablo, Mariana, Valeria, Rafael y Andrés, mis mentores del Labic de quienes he aprendido mucho y sigo aprendiendo.
Como siempre esta columna llega gracias a Sin Fronteras, Cuentic, Nut´s & Co. Café orgánico Mishqui Huayo, Café sostenible Forest coffee, chocolate orgánico Mahua, Piña deshidratada YUMI, Tranzfer.me, Frezkito, Infobox y Cluster Disruptiva.