Icono del sitio Diario Sin Fronteras

Cuerpos de surfistas australianos asesinados en México llegan a EE.UU.

000 34r36mj 2

Cuerpos de dos surfistas australianos asesinados en México llegaron a la ciudad estadounidense de San Diego procedentes de Tijuana (noroeste), informó la funeraria a cargo del traslado.

«Ya fueron entregados allá» en San Diego, informó un trabajador de la empresa horas después de que un auto fúnebre de color gris partiera hacia el paso fronterizo de Otay con los restos de los hermanos Jake y Callum Robinson.

Añadió que desconoce más detalles sobre el lugar donde se encuentran ahora los cuerpos.

El cadáver del estadounidense Jack Carter, asesinado junto con los australianos, está bajo resguardo de otra empresa de servicios funerarios en Tijuana.

En San Diego permanecen Debra y Martin Robinson, padres de los jóvenes australianos, quienes los reconocieron el domingo último en el servicio forense de la localidad de Ensenada (estado de Baja California), por lo que no fue necesario realizar análisis genéticos.

Jake, de 30 años, y Callum, de 33, desaparecieron el 27 de abril cuando acampaban en una zona apartada de Santo Tomás, un balneario del Pacífico ubicado en Ensenada, adonde habían viajado desde Estados Unidos para practicar surf.

CRIMEN CAUSÓ CONMOCIÓN EN AUSTRALIA

Sus cuerpos y el del estadounidense, de 30 años, fueron encontrados el pasado viernes con tiros en la cabeza en un pozo de gran profundidad en la misma área, según la fiscalía, que atribuye el crimen a un hombre que presuntamente les robó su camioneta.

El miércoles, durante una audiencia, el fiscal del caso acusó al sospechoso, identificado como Jesús Gerardo «N», de desaparición de personas, y anunció que posteriormente presentará cargos por homicidio.

La fiscalía también ha dicho que está reuniendo pruebas para acusar a otras dos personas presuntamente involucradas, que de momento permanecen presas por posesión de metanfetaminas.

El caso, en cuyas investigaciones ha participado la policía federal estadounidense (FBI), causó conmoción en Australia, cuyo gobierno calificó de «absolutamente espantosa» la situación.

Salir de la versión móvil