Con camiseta negra, gorra y entre los autos, el salsero Rubén Blades pidió en las calles de la capital de Panamá votar en los comicios generales del 5 de mayo por candidatos independientes que enfrenten la corrupción y a los políticos tradicionales.
«Son candidaturas nuevas, no son candidaturas de partidos políticos tradicionales, son independientes. El problema que hemos tenido siempre es que no le hemos dado una oportunidad a algo distinto, tenemos que ofrecer algo distinto y en eso estamos», declaró Blades a la AFP.
A paso rápido y acompañado de decenas de jóvenes en el distrito financiero de Ciudad de Panamá, Blades distribuyó volantes con propaganda de la coalición «Vamos», compuesta por independientes, que postula a la Asamblea Nacional.
«Son independientes, no son un partido político», insistió el cantante en varias ocasiones cuando entregaba panfletos a los automovilistas. La alianza busca renovar un Congreso con poco prestigio y muy criticado por escándalos de corrupción y despilfarro de dinero público.
Con el lema «no te compran si no te vendes» estampado en la camiseta, el autor de «Pedro Navaja», «Decisiones» y «Buscando Guayaba» conversó brevemente con los conductores y transeúntes.
«Cuidado con los carros», advertía Blades a los activistas, mientras algunos conductores hacían sonar el claxon de sus vehículos al reconocer al cantante.
«¡Rubencito!, ¡Rubencito! Una fotito, papá», le pidió desde un vehículo una mujer que circulaba por la Calle 50, la arteria principal de la zona financiera de la capital. Blades, quien reside en Nueva York, no lo dudó y entre los autos se fotografió con su fan, a la vez que le entregó la propaganda política.
Ministro de Turismo del presidente socialdemócrata Martín Torrijos (2004-2009), Blades ha escrito varios artículos contra la corrupción y la política clientelista en Panamá.
«Si no fuera optimista no estuviera vivo, si no eres optimista, mátate», indicó el músico, quien en 1994 fue candidato presidencial y terminó en tercer lugar.
El 5 de mayo los panameños elegirán un nuevo presidente entre ocho candidatos, la mayoría de partidos tradicionales. También el Congreso y los gobiernos locales.