Toro que desapareció en la madrugada fue encontrado en Ilave, y al regresarlo a comunidad de Inchupalla casi se desata un linchamiento.
En un confuso acto que se asemeja a un abigeato, esta madrugada desapareció un toro del sector Ajrata, centro poblado de Inchupalla, distrito de Chucuito.
«Chuby» un enorme semental Brown Swiss de 1 año y 9 meses, fue cargado a un camión junto a una vaca para ser rematados en la feria ganadera de Acora. El destino de este bello animal no fue el matadero, sino lo llevarían a otro lado, para su crianza, lo que avivó las sospechas de robo.
Juan Luis Curasi Velázquez (26) y Clara Lucy Aycaya Mamani (25), los dueños del animal, se dieron cuenta que «Chuby» no había, por lo que creyeron que se desató y deambulaba por predios vecinos.
Al promediar las 6:30 horas, se enteraron que ayer por la tarde, un comprador había hecho trato para llevarse dos animales de otros ganaderos. Sin embargo, no se los llevó y que hoy temprano recién los cargó a un camión, rumbo a la feria de ganados de Acora.
La joven pareja se esposos buscó por todos lados al negociante de ganado, Manuel Coaquira Coaquira y lo ubicaron en Acora, pero allí solo vendió la vaca, a «Chuby» se lo había llevado hasta su campo, ubicado en la comunidad de Checca (Ilave).
Tras arduas gestiones y advertencias, obligaron al negociante que regrese al fino animal a Inchupalla, aunque el mercader habría puesto trabas en un inicio.
Pasada las 13:00, la cabeza de Brown Swiss, retornó a bordo del camión de placa H2S-830. Apenas se llegó los comuneros pretendieron hacer justicia con sus manos, y amenazaron con intentar quemar el carro.
Lo que les había indignado es que, un día antes, la señora Abigail vendió un toro más pequeño que Chuby, a 2500 soles, pero este se encontraba en un terreno distante, y cercado con alambres.
Embargados de rabia y sospechas, creyeron que Manuel Coaquira no se había confundido, por esas dos razones, además de que un toro como Chuby costaba como mínimo, mil soles más.
Durante el lío, se supo además, que Manuel Coaquira, no vendió al torito en Acora, porque le había gustado a su hijo Jhon, por lo que se lo llevaron a Checca. El muchacho confirmó que le pidió a su padre un toro de esas características, inclusive contó a los comuneros de Inchupalla, que ya le había atado a su cobertizo y dado comida.
Tras calmarse los ánimos, diversos comuneros recriminarle al comerciante de ganado, que les resulta inverosímil su versión, porque un comprador suele recibir el animal que le venden, no lo recoge por su cuenta y menos sin dar aviso.
Las autoridades comunales oyeron con malestar el alegato de la confusión y hasta la tarde debatían sanciones ejemplares al comerciante de ganado, así como a su familia.