La economía podemos definirla como la ciencia que estudia la asignación de los recursos limitados para fines ilimitados. Es decir, cómo hacer un uso eficiente de los recursos escasos. Y, siendo los recursos limitados, es tarea de los tomadores de decisiones, Estado, empresas, familias y personas, hacer un uso eficiente de ellos, de tal manera que satisfagan las necesidades, urgencias, requerimientos, y pagos de quienes corresponde.
El Estado, particularmente, con el propósito de atender a la población vulnerable, cuenta con una serie de programas sociales o asistenciales. Uno de ellos es el Programa del Vaso de Leche (PVL), mediante el cual se entrega una ración diaria de alimentos a una población en condición de pobreza o pobreza extrema. Sin embargo, a nivel nacional, más de la mitad de los beneficiarios no cumple dicha condición, es decir, se terminan usando recursos en quienes no corresponde, a los que técnicamente podemos llamar infiltrados.
De acuerdo con estimaciones de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), en 2022, el PVL atendió 993,798 hogares, de los cuales 554,535 (55.8% de los beneficiados) no estaban en condición de pobreza. En lo que respecta a Arequipa, el 65.8% de los beneficiados no son pobres, siendo un total de 21,723 hogares infiltrados. Así, Arequipa se posiciona como el séptimo departamento con mayor tasa de hogares que no debieron haber recibido los beneficios del programa. Si consideramos el costo promedio por beneficiario del PVL en 2021, que incluye los gastos de alimentos, servicios, personal y otros, durante 2022, en Arequipa, se habría gastado más de S/ 8.2 millones en hogares que no cumplieron con la condición de pobreza o pobreza extrema.
La responsabilidad de este gran nivel de infiltraciones recaería sobre las municipalidades, que son las encargadas de implementar el programa, pues seleccionan a los beneficiarios y envían un registro de estos al Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis); pero también sobre el propio ministerio, puesto que no estaría corroborando las condiciones de los hogares beneficiados. Una mala focalización en la atención de programas sociales se traduce en menores recursos para la población que realmente los necesita.
*Gerente de Estudios Económicos de ComexPerú