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Para ellos no hay feriado, laboran 365 días del año

Hugo y Justa, dos ejemplos en el Día del Trabajador.

Hugo y Justa, dos ejemplos en el Día del Trabajador.

Para muchos puneños el feriado largo así como el Día del Trabajo y otras efemérides, significan un día más para laborar y lo hacen con tesón. Así se acostumbraron los 365 días del año.

Hugo Andrade tiene 60 años y nos narra que desde los 7 años aprendió el oficio de lustrabotas y con el transcurso de los años se ha convertido en su bitácora.

Él tenía cinco hermanos, pero desde niño asumió el rol de hermano mayor para ayudar a su madre en el sustento de su hogar.

«Nunca tuve el cariño de padre. mi papá era albañil, pero el dinero que ganaba lo invertía más para tomar. Mi mamá estaba un poco enferma también y era difícil», contó.

Don Hugo refiere que gracias a su oficio logró concluir sus estudios secundarios, incluso estudió cerca de 2 años en la universidad.

«En las tardes asistía al colegio y en las mañanas aprovechaba para trabajar en todo. Trabajé en casi todo, no tuve miedo», contó Hugo.

LE FALTÓ APOYO

Desafortunadamente cuando Hugo cursaba el tercer semestre en la universidad, su padre falleció y las cosas se pusieron más difíciles. Tuvo que dejar de estudiar para trabajar y ayudar a su madre.

UN MEJOR MAÑANA

Hugo formó su familia y tiene 2 hijos, a quienes les brindó una vida mejor, las oportunidades que quiso. El hijo mayor trabaja en Lima y el otro cursa estudios superiores en la UNA.

A SEGUIR ADELANTE

En el Día del Trabajo, felicitó a todos sus compañeros. «Que sigan adelante por sus familias y que lo pasen bonito», enfatizó.

JUSTA Y DIGNA

Para quien ayer también fue día común para trabajar, es doña Justa Joscé, una comerciante que se dedica a la venta de hierbas medicinales y aromáticas en el Mercado Central de Puno.
Indica que hace unos 40 años, muy joven llegó a la Ciudad Lacustre para trabajar como niñera. Cuenta que sus padres jamás le permitieron estudiar.

«¿Para qué vas a estudiar? si algún día te vas a casar y tu marido te va a mantener, así me decían mis padres», mencionó. «Trabajo en esto desde que tenía 25 años. Cuando era joven vendía en todos lados: los lunes en Juliaca, los martes en Ilave, lo miércoles en el mercado Unión y Dignidad, los jueves en el mercado Laykakota», dijo.

Ahora ya no trajina tanto, tiene 4 hijos por los que lucha para darles un futuro diferente, con mayores oportunidades.

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