Los comuneros quechuas y aymaras de la región Puno, que se encuentran en Lima desde hace varios días, hicieron un paréntesis a sus actos de protesta para demostrar solidaridad y apoyo a los damnificados por el ciclón “Yaku” que ha devastado muchas localidades en la capital y otros lugares del país.
Previa coordinación con residentes puneños, la comitiva decidió atender al pueblo joven Jicamarca, ubicado en el distrito de San Antonio de Huarochirí.
Aquel pueblo se hizo conocido porque el miércoles allí rescataron al pequeño Emir, de 1 año y 6 meses, cuando era arrastrado por un huaico que minutos antes destruyó su humilde vivienda con sus padres adentro.
Más de 200 puneños provenientes de Huancané, Asillo, Huatasani, Ilave, Azángaro, Ajoyani, Putina, Sandia, La Rinconada, Lunar de Oro, entre otros, se ‘enlistaron’ y llegaron a Jicamarca antes de las 07:00 horas. Los lugareños los recibieron con un amable desayuno y sin perder tiempo, despejaron algunas viviendas inundadas con el lodo.
La jornada se dividió en grupos por diferentes calles del sector Las Flores. Hombres y mujeres cogieron los picos y palas, cual si hicieran una jornada en sus campos (chacras). Pasado el mediodía, habían retirado toneladas de barro de las casas, con la ayuda entusiasta del vecindario.
El acto fue reconocido por los lugareños y se transmitió en las redes sociales, y al lugar llegaron periodistas de la capital; se había limpiado unas 20 casas, cuando llegaron policías para relevar a los quechuas y aymaras.
“Cada casa tenía desde 30 a 50 centímetros de alto de lodo y barro. Todos cogimos picos y palas, hemos cargado las cosas para afuera y una vez retiramos los escombros, las volvimos a ingresar”, contó Elvis Cañasaca, uno de los solidarios pobladores de Huancané.
NO TIENEN AGUA
En Jicamarca claman atención del Gobierno. Cuestionaron al personal del Ejército y la Policía, por no acudir de inmediato a su apoyo. «Los puneños tuvieron que venir para que nos atiendan», dijo una mujer que dijo haberlo perdido todo.